Si la persona que estaba sentada a la izquierda de Cenit era el beta, entonces este debía ser el gamma de esta manada.
Él no parecía musculoso como los otros guerreros que ella había visto en esta manada, el cuerpo del gamma era delgado y tenía una cara inocente, la gente podría pensar que apenas tenía dieciocho años debido a su dulce rostro.
—No me gusta el cordero —respondió Amanecer, y su respuesta sorprendió al gamma. Él la miró con incredulidad, como si ella hubiera crecido una segunda cabeza.
—¿Eres siquiera normal? —exclamó él—. Una mirada de incredulidad destelló en sus ojos—. No me extraña que solo haya carne de venado esta noche.
Amanecer entrecerró sus ojos hacia él, ¿había alguien normal aquí? Pero, antes de que ella pudiera responderle, un trozo de carne de venado entró en su boca y cuando giró la cabeza para ver quién la había alimentado, encontró a Cenit mirándola fijamente.
—Come —dijo él secamente.
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