—Entonces, cuéntame, Stella, ¿qué te pasa? Y no me digas que estás bien porque pareces todo menos bien —hablaba rápido, sus palabras salían atropelladas en una sola respiración.
Stella sintió una oleada de pánico inundar su pecho, preguntándose por dónde empezar. Su vida había sido una montaña rusa de altibajos y no sabía si comenzar por las partes buenas o malas.
Mientras ordenaba sus pensamientos, llegó a la dura realización de que su vida había estado tan llena de eventos negativos; era un milagro que aún estuviera en pie.
Beatriz la observaba de cerca, captando cada detalle. Se preguntaba cuánto tiempo había pasado desde la última vez que se vieron y qué había vivido en ese tiempo. No podía decirlo, pero en ese momento sabía que estaba teniendo dificultades para decidir qué contarle primero.
—Okay, déjame ponértelo fácil, ¿qué estás haciendo? —Stella agitaba los brazos alrededor de sí misma mientras respondía a su pregunta.
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