La Voz en la Esquina

```

Rosina se tronó la cabeza de ambos lados mientras estiraba su cuerpo adolorido. Había estado en la celda del Castillo durante dos días, sin comida ni agua.

—¿De verdad nos vamos a quedar aquí? —Vanda se quejó contra la oscuridad. Estaba colocada al lado de la celda de Rosina y no había podido dormir bien debido al suelo frío y duro.

—¿Quieres irte? —Rosina susurró y se recostó en la estera de paja para dormir más, ya que estaba conservando su energía.

—No —Vanda contestó con un profundo suspiro—. Pero se está poniendo aburrido. Ese hombre debería arreglar sus mierdas y venir aquí a entretenernos.

—Sí, me pregunto qué estará pasando afuera después de nuestro pequeño espectáculo —Rosina respondió y bostezó fuerte.

Había menos renegados en las celdas en comparación con cuando Rosina llegó a la manada por primera vez.

—¿Qué pasó? —una voz femenina débil y enfermiza resonó a través de la celda de Rosina.