—Y como prometí, la traeré de vuelta.
—La traeré de vuelta.
Fil tocó el lado de su cuello donde él la había mordido anteriormente, cerrando sus ojos mientras siseaba. En comparación con los moretones en su cuerpo, nadie podía entender el dolor creciente dentro de ella. Cuando abrió de nuevo los ojos, le siseó a él.
—No voy a dejarla salir —dijo con dificultad, y al mismo tiempo que esas palabras salían de sus labios, Quentin apareció de repente frente a ella.
—Eso no es una opción para ti, amor —Quentin apoyó su mano en la cama mientras se inclinaba. Su otra mano agarró su muñeca para detener su golpe—. Tú y yo sabemos que el tiempo que derribaste mi imperio, rompiste tu propia ley.
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