Cedric sintió cuando ella le mordió. —Realmente disfruto la sensación de que ella beba mi sangre. Me ayuda a calmarme. No bebió tanto como pensé que haría. Deberíamos pasar por la cocina y agarrar unos chocolates solo por si acaso—. La observó mientras se vestía. —Preferiría que me atacaras a mí antes que a otro. Buena elección de ropa. Será fácil para divertirnos más tarde—. Agarró su cintura y juntó su cuerpo al de él. Luego deslizó sus manos por sus piernas y soltó la esposilla con un toque. —Necesito ir primero a la cocina. Luego iremos al lugar donde originalmente encontré el libro—. Se giró y caminó hacia la puerta.
Yuki tembló de placer con su toque. Su cuerpo se calentó solo con el ligero contacto. Cuando la esposilla fue deshecha parecía un poco sorprendida, pero lo siguió hacia la puerta. —Debe querer agarrar eso que estaba comiendo la última vez. Es una decisión sabia, especialmente si pierdo el control—. Tocó la puerta antes de que Cedric tuviera la oportunidad de deshacer los hechizos. La puerta se abrió de golpe y los hechizos desaparecieron. —¿No pensabas realmente que esos hechizos me detendrían, verdad?— Ella sonrió con malicia y dio una pequeña vuelta saliendo de la habitación hacia la cocina. —El diseño de este lugar me parece familiar—. Se detuvo en la entrada de la cocina.
Él deseaba su cuerpo pero se contuvo por ahora. La vio desactivar fácilmente sus hechizos con un conjuro. —Bueno, al menos mantiene a todas las demás personas fuera de la habitación. No puedo creer que esos hechizos no funcionaran con ella—. Movió la cabeza un poco y luego la siguió a la cocina. Abrió la nevera y sacó un contenedor. Tomó una bolsa y metió diez chocolates en la bolsa. Selló la bolsa y después deslizó la bolsa en su bolsillo.
—Esos chocolates contienen sangre de demonio pura. No lo noté antes porque perdí el control. Pueden ser peligrosos si no tomas las precauciones adecuadas—. Yuki simplemente declara ese hecho. No estaba interesada en ellos ya que la sangre de demonio en los chocolates no era la misma que la sangre de Cedric. —Es sangre de lobo seguro pero no con la misma pureza. Él tiene que saber que los efectos secundarios serán insoportables—. Ella piensa en cuando él perdió el control. —Ahhhhh, ahora entiendo lo que pasó.
—Eso es para lo que estás aquí, ¿no es cierto, mi pequeña esclava? —dijo mientras pasaba por su lado—. Sígueme—. Caminó lejos y se dirigió hacia la habitación de los viejos archivos. Abrió la puerta e encendió las luces. Caminó hasta la estantería y miró a Yuki siguiéndolo. Tocó el lado de la estantería tocando el botón oculto y la estantería se movió abriendo un paso detrás de ella. Entró primero y mientras descendían por las escaleras encendió todas las linternas.
Yuki lanzó una mirada fulminante a Cedric mientras él pasaba sabiendo muy bien lo que le pasaría si él tuviera que comerse los chocolates. Llegaron a la sala de archivos y ella miró alrededor con asombro. —Supongo que después de vivir tanto tiempo se acumularían muchos libros—. No se alejó demasiado de él. Observó cómo se abría el paso y no reaccionó. Mantuvo la cara seria y lo siguió escaleras abajo. —Su truco de la luz es interesante—. Llegaron al pie de las escaleras y el olor detrás de la puerta era fuerte. Yuki se apoyó en la pared intentando mantener el control de sí misma. —Abre la puerta—. Dijo con voz ronca.