Aparte de lo bien educada que está Tang Yuxin ahora, Chen Zhong también es un hombre de confianza.
Tang Zhinian soltó la manita de su hija y luego se agachó frente a ella.
—Sé obediente, no hagas ruido para alertar al Abuelo Chen, ¿entendido?
—Mm —Tang Yuxin asintió con vigor, su cabecita se movía arriba y abajo.
—Espera a que papá termine su trabajo en los campos, luego vendré a recogerte, ¿de acuerdo? No lloraremos y no tocaremos nada del Abuelo.
—De acuerdo —Tang Yuxin volvió a mover su cabeza en señal de acuerdo.
Solo entonces Tang Zhinian se levantó. Esperó un poco antes de irse, pero todavía se sentía inquieto. Decidió que volvería más tarde a chequear.
—Ven aquí —Chen Zhong llamó a Tang Yuxin. Su rostro era serio, su mirada aguda. Si Tang Yuxin realmente fuera solo una niña, probablemente ya estaría asustada hasta las lágrimas.
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