—Sra. Raven, soy yo, Carl. Despierte.
Finalmente abro los ojos y vuelvo a la realidad para ver la cara de preocupación de Carl sobre mí.
—Estabas gritando en sueños, así que he venido corriendo —dice.
Los escalofríos recorren mi cuerpo y me subo las sábanas hasta la barbilla, aunque sé que no son de sentir frío.
—Siento haberte despertado, Carl. Solo fue un mal sueño —explico, con la vergüenza calentando mis mejillas.
—Lo llamaste —responde él. No sé cómo responder, así que me quedo callada un momento.
—Gracias por venir tan rápido —digo mientras se da la vuelta para irse. Vuelve a mirarme con una expresión de simpatía.
—Sé que lo echa de menos, señorita Raven. Y estoy seguro de que él también la echa de menos. Espero que recupere la cordura pronto, porque odio verla así —me dice.
—¿Verme así cómo? —pregunto.
—Triste... perdida...
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