Tratando a Qiao Mianmian como una derrochadora

Qiao Mianmian también se sorprendió cuando vio el menú.

Los platos aquí eran mucho más caros que el restaurante al que Mo Yesi la llevó a almorzar.

No es de extrañar que Jiang Luoli se sobresaltara.

Ella no era muy diferente.

—¿Más de mil yuanes por un plato de verduras? ¿Acaso las verduras de aquí crecían en agua mineral, con música y perfume? ¿Uno se volvería más bello después de comerlas? Si no, ¿por qué era tan caro?

Zhang Yuwei miró a las dos y sonrió. —¿Es muy caro? Mianmian, ¿por qué no vamos a otro lugar?

—Ya estamos aquí, no hay necesidad de cambiar de lugar —Qiao Mianmian también lo encontró caro, pero no era apropiado cambiar de lugar ahora.

De todas formas, aún tenía la tarjeta negra de Mo Yesi.

Podía gastar hasta un millón de yuanes al mes.

Por caro que fuera este lugar, no podía llegar a un millón de yuanes.