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Gu Na lloró debido a la patada, pero ahora era inútil. Bess había insistido en que ella era la instigadora, y no pudo defenderse. Ahora, lamentaba haber acordado lidiar con Li An'an junto a Bess. Estaba simplemente invitando problemas. Bess era un perro loco.
—Hermano Yichen, yo no. Realmente no pensaba de esa manera. Debes creerme —dijo llorosa.
—Bess, apresúrate y explícate. Di que esto no tiene nada que ver conmigo, o no te dejaré en paz —gritó desesperada.
Bess se burló de su amenaza. ¿Era tan ingenua para pensar que Chu Yichen le daría una oportunidad? Ahora, ninguna de las dos tendría un buen final.
—¡Cállense las dos! —Chu Yichen interrumpió su discusión.
De repente, el bar entero quedó en silencio. Incluso los camareros alrededor no se atrevieron a emitir sonido alguno y se esfumaron.
—Odio a los traidores más que a nada. Lo sabes —Chu Yichen estaba mirando a Bess cuando dijo esto.
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