Ren rompió la joya en sus manos cuando todos se marcharon y nadie se quedó excepto él. Tras segundos de espera, la Princesa Elena llegó equipada con su atuendo y armadura de caza.
—¡Por fin. Pensé que este día nunca llegaría! —dijo ella con pasión y miró a Ren—. ¿Qué haces ahí parado? ¡Vamos!
El portal al Reino Fey era una puerta resplandeciente que brillaba con una luz de otro mundo, pulsando y zumbando con poder mágico.
Cuando los jugadores entraron en el portal, fueron envueltos en una brillante luz blanca que parecía llenar cada fibra de su ser. Era como si estuvieran parados en medio de miles de estrellas, cada una brillando con una energía pura y radiante que fluía a través de ellos.
Al principio, sintieron una sensación de desorientación, como si su propio sentido del yo estuviera siendo desmontado y reensamblado. Pero a medida que la luz comenzó a desvanecerse, una nueva sensación se apoderó de ellos.
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