Lidiar con las damas era en realidad más agotador que lidiar con Vulcano, y Ren no quería enfrentarse a otra mujer ahora mismo.
Ya había tenido suficiente de ellas por un día.
Estaba a punto de cancelar la llamada y silenciar su teléfono cuando el timbre se detuvo. Había numerosas llamadas perdidas y mensajes de Saya cuando su pantalla volvió a la normalidad.
Ren miró el reloj. Aún eran las siete de la tarde, pero sentía como si el tiempo ya se hubiera acelerado.
Fue hace solo horas que tuvieron su mini-reunión, pero para Ren se sentía como décadas. Era uno de los inconvenientes de la enorme diferencia de tiempo. Estaba desorientado con el tiempo real en el mundo real.
¿Por qué estaría llamando sin parar?
Curioso, Ren revisó el mensaje que Saya le había dejado.
—[Saya: Ren, cuando leas esto. Llámame. Necesito hablar contigo. Es urgente]
¿Urgente?
—Lo dudo —pensó Ren.
La idea de urgencia de él y la de Saya eran completamente diferentes.
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