Cuando Lux llegó a la posada, Emma, así como Colette y sus amigos, estaban esperando su regreso.
—¡Gran Hermano! Vamos al Cuartel General de la Hermandad mañana antes del mediodía —dijo Colette—. Mi hermana dijo que quería conocerte y agradecerte personalmente por salvarme siempre.
—Vale —respondió Lux antes de darle una palmada en el hombro a Matty—. Asegúrate de volverte más fuerte, así no tendré que salvar siempre a esta buscadora de problemas. No puedo estar siempre a su lado, ¿sabes?
Matty frunció el ceño, pero aun así asintió seriamente con la cabeza. Ya estaba pensando en maneras de cómo podía mejorarse para volverse más fuerte y no ser siempre el que necesitaba ser salvado.
Naturalmente, no era solo Matty quien pensaba en esto. Colette, Andy, Axel y Helen, también tenían los mismos pensamientos.
Lux entendía que sus amigos aún eran demasiado jóvenes, así que volverse fuertes de inmediato era imposible para ellos.
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