Ambos comenzaron a observarse mutuamente, buscando una apertura en las defensas del otro. La Diosa de la Naturaleza atacó primero, enviando una ráfaga de viento contra Gabriel. Miles de vides surgieron del suelo, atacando simultáneamente. Rápidamente él invocó un escudo de oscuridad para protegerse, pero la fuerza del ataque aún lo hizo retroceder unos pies.
A diferencia de antes, no intentó apresuradamente acercarse a la Diosa de la Naturaleza. Sin embargo, no había olvidado cuán poderosa era.
Él se equilibró, evitando cualquier daño gracias a su escudo. En cambio, contraatacó disparando un poderoso rayo de luz contra la Diosa de la Naturaleza. Era como si hubiera creado la Espada Sagrada de Luz que se disparaba directamente, buscando aniquilar todo lo que estaba mal en este mundo.
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