A medida que se acercaba a la finalización de la primera pieza del conjunto de Armadura de Defensa Astarto, Valyr se detuvo a mitad de camino, sacando todos los materiales que había metido en el horno excepto el hierro azur que había recuperado temprano antes de apilarlos unos encima de otros mientras dejaba que los materiales se enfriaran. Viendo cómo se fundían gradualmente unos con otros, asintió interiormente antes de volver su atención al casco.
Ttang! Ttang! Ttang!
—Y... terminado —limpiándose un poco de sudor de la frente, Valyr soltó un suspiro de alivio mientras colocaba el casco ya forjado a un lado, preparándose para echar otro trozo de hierro azur en el horno para la siguiente pieza de armadura. Sin embargo, justo cuando estaba a punto de hacerlo, un pensamiento surgió en su mente, incitándolo a meter el casco en el horno un rato antes de verter un frasco de Sangre de la Menor Madre Marea sobre él.
Sss!
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