—¡Boom!
De repente, una ráfaga de aura amenazante brotó del cuerpo de la directora.
Pero Anon permanecía firme en su lugar, aparentemente no afectado por su aura.
«¿Un plebeyo que puede resistir tanto aura? ¿Quién es él?», se preguntaba la directora mientras continuaba intensificando su aura.
Tras alcanzar su límite, el aire dentro de la habitación comenzó a cambiar, tomando un tono negruzco.
En ese punto, incluso los profesores sintieron una presión inmensa, y solo seis estudiantes seguían de pie en el gran salón.
Los estudiantes nobles intercambiaron miradas tensas, esperando que los cuatro restantes colapsaran y terminaran con esta tortura.
Lo que ellos no sabían era que había un plebeyo que todavía estaba allí de pie, como si nada estuviera sucediendo en el salón.
La directora miró a Anon con creciente enojo y aumentó su aura al máximo.
—Hnnnnnngggggghhhhh.....Haaa....NO PUEDO.
—MIERDA....
—ME ESTOY MURIENDO.
—AHHHHHHHHH
—MIERDA.
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