—Tras reflexionar por un momento —preguntó Anciano Anderson—, ¿entonces, por qué, como sugieres, no podemos coexistir pacíficamente con las facciones aparentemente benévolas entre ellos?
—John suspiró impotente, murmurando:
— Porque incluso las deidades más justas nos ven a nosotros los humanos meramente como una fuente de poder.
—Con su estatus elevado y poder sin igual, nunca nos considerarían como iguales.
—John dejó un pensamiento no dicho, porque sonaba un poco triste.
—Era: No importa cuán débiles puedan ser los humanos, nunca considerarían aliarse con simples insectos.
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