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Cuando regresó, Leo fue inmediatamente a su habitación. Se sintió tan impotente cuando vio al Magistrado ignorarlo a él y a Dafne en un instante. No le gustaba que tendría que ocultar su poder cada vez hasta que se hiciera más fuerte.

También tuvo suerte de haber usado un Sistema de Magia diferente. De lo contrario, habría tenido que explicarle al Magistrado cómo sabía magia. No era ilegal para él decir que encontró un grimorio. A los Comuneros se les permitía aprender magia. Si lograban poner sus manos en ella.

Sin embargo, los nobles controlan la mayoría de las fuentes de magia y muy pocos comuneros pueden realmente aprender magia. Si el grimorio de Leo se hiciera público, por otro lado, sería diseccionado e investigado. Sería convertido en un esclavo eterno por el conocimiento en el grimorio. Así de valioso era.