—Afortunadamente, parece que solo son laxantes —dijo el doctor una vez que todos los diagnósticos de Akira estuvieron listos.
—¿Afortunadamente? —exclamó Akira, ofendido.
Ren golpeó el hombro de Akira. —Solo está diciendo que deberías estar agradecido de que solo sean laxantes. Podrías haber muerto con veneno para ratas o algo así.
—Bueno, que te droguen con laxantes todavía no es lo más divertido, ¿verdad? Sentí como si hubiera cagado lo de un mes —se quejó Akira.
—Y por eso vas a quedarte aquí por al menos una noche hasta que los efectos del medicamento disminuyan. No queremos que te deshidrates —agregó el doctor.
Akira puso cara de puchero, mirando a sus compañeros. —¿Se quedarán todos conmigo? —dijo con ojos grandes y esperanzados.
—Solo se permiten dos visitantes en la habitación —dijo el doctor.
Los miembros se miraron entre sí, sin querer realmente quedarse en el hospital.
Jaeyong suspiró, sintiéndose responsable de su compañero. —Está bien, yo me quedaré.
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