Eres una fuerza preciosa... que debe conservarse hasta el final

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A las 8 pm, con 4 horas hasta el cruce, Zebulon se sentó en el borde del techo, inspeccionando cuidadosamente sus dedos mientras jugaba a hacer sombras con ellos en la luz de la lámpara.

—Has estado mirando tu mano por un rato ya... —dijo Jonathan.

—Finalmente recuperé mis dedos con dificultad. ¿Qué tiene de malo mirar más? —Zebulon parpadeó—. El crecimiento del hueso y la carne fue agonizante. Tengo que ver cómo se ven los dedos nuevos.

El tono de piel de los nuevos dedos era algo diferente al de la palma de la mano, visiblemente más pálido.

—Bueno... —dijo Jonathan, desviando la mirada hacia la imponente estructura de la fábrica de tabaco bajo el cielo gris—. Parece que todos han evacuado. No se detectan señales cercanas.