Conrad estaba atónito—no, más allá de atónito.
Nunca había visto a alguien así en toda su vida. Este Aventurero acababa de decir la cosa más valiente o la más estúpida que jamás se hubiera pronunciado en el mundo.
Conrad esperaba que fuera lo primero, y no lo segundo.
—¿Él desea… desafiar al Calabozo solo?
Era tan absurdo que el Gran Maestro no pudo decirlo en voz alta.
—Puedes seguir adelante con tu plan original de llamar a otros Aventureros si quieres. No te impediré que hagas planes de respaldo también.
Mientras Ralyks decía esto, comenzó a moverse hacia la entrada/salida de la recepción.
—Pero te diré ahora… todo será inútil.
Conrad no sabía qué tipo de expresión estaba haciendo el hombre frente a él, pero algo le decía que era una amplia sonrisa.
Una que rezumaba nada menos que confianza.
—Entraré solo. Y voy a rescatar a tu gente.
No había incertidumbre en sus palabras. Era como si pudiera ver ya el futuro.
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