Lila se mordió los labios, señal de nerviosismo creciente. Ahora se daba cuenta de que no podía retroceder ni darse por vencida. Sin embargo, justo antes de que Eaton abriera la puerta, se pudo escuchar un sonido estremecedor. Y venía del otro lado de la puerta. Sorprendido, los ojos de Eaton se abrieron de par en par al ver la perilla de la puerta temblar en su mano.
—¡¿Qué pasó?! —gritó Lila por encima del frenesí. No podía verlo en la oscuridad, pero podía decir de inmediato que algo andaba mal. El ángel guardián supo de inmediato que algo no estaba bien por la forma en que el cuerpo de Eaton se tensó de repente.
Y luego escucharon algo que sonaba como un látigo. El agudo sonido del látigo cortando el aire. Los nítidos y distintos chasquidos resonaban por todo el oscuro túnel. Peor aún, el sonido se hacía más fuerte e intenso, enviando escalofríos a quienes estaban ahí presenciando tal sonido.
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