Anne los miró con miedo y se movió en el suelo intentando alejarse.
—¿No puedes hablar? —preguntó impaciente el hombre que la había atrapado mientras sacaba una daga.
—S-Sí —tartamudeó Anne con miedo antes de darse cuenta de su error y casi se dio una bofetada a sí misma—. Quiero decir... —asintió en su lugar, fingiendo ser tonta pero sabiendo que ya era demasiado tarde para pretender.
—¿Por qué no sabíamos que estabas aquí? ¿Qué eres? —preguntó el otro hombre que se había acercado mientras olfateaba el aire a su alrededor, asustándola.
—Yo... me perdí. Yo... no los vi matar a ningún hombre, lo prometo —dijo con una voz asustada, haciendo que la preocupada Alicia casi se golpeara la frente. ¿Era Anne tan tonta? ¡No tenía que decir eso!
—Ella está mintiendo. Debe ser una espía —dijo uno de los hombres mayores que todavía estaba parado junto al primer cadáver.
¿Espía? ¿Acaso ella parecía una? Alicia quería gritar.
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