El corazón de Susan dio un vuelco cuando Alvin se giró hacia ella.
—Gracias por venir por nosotros —dijo Susan con voz suave mientras lo miraba intensamente.
—Fue por orden del Príncipe Harold —le recordó él sin mirarla. Lo último que quería era que ella lo malinterpretara de nuevo y la hiciera llorar.
Alvin mantenía su mirada y atención en cortar las cuerdas, pero esta vez era más cuidadoso que cuando cortó las de Williams, ya que ella era una dama.
Williams frunció los labios mientras observaba a Susan, quien mantenía su mirada en Alvin, quien no se había molestado en darle ni una sola mirada.
Cuando Alvin terminó de cortar las cuerdas, estaba a punto de irse cuando ella extendió su mano.
—Ayúdame a bajar —dijo con una voz dulce que casi hizo que Williams soltara una carcajada. Alvin frunció el ceño y solo la miró mientras Williams se estremecía ante la escena.
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