Jiang Yang la miró y dijo:
—Está bien. Todavía tengo tiempo suficiente —diciéndolo, se acercó al sofá y se sentó allí mientras Xi Cheng se sentaba frente a él.
Nixxxie estaba allí parada sintiéndose ansiosa, así que Xi Cheng dijo:
—¿Por qué estás parada ahí, hermanita? Es tu casa. Siéntate. Tenemos un invitado.
Nixxxie fruncía el ceño por dentro pero se sentó junto a Jiang Yang.
—Espero que ambos hayan disfrutado de su cena ayer —dijo Xi Cheng.
—Sí. Fue realmente genial. Un bastardo intentó arruinarla pero no pudo tener éxito —dijo Jiang Yang cómodamente al lado de Nixxxie y mirándola a los hermosos ojos con una sonrisa mostrando afecto entre ellos a su hermano.
Nixxxie se sintió como capturada entre estos dos hombres y sonrió tanto como pudo como para estar de acuerdo con las palabras de Jiang Yang como recíproco a sus sentimientos por ella.
Xi Cheng notó la forma en que Jiang Yang miraba a Nixxxie con amor en sus ojos pero no perdió la calma y dijo:
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