Las cicatrices eran profundas

Cuando el coche se detuvo frente a la enorme Mansión Principal que se extendía por acres más allá, con la puesta del sol justo detrás, añadiendo un brillo naranja al exterior, Zhao Lifei sintió que su ansiedad alcanzaba su punto máximo.

Nerviosamente se lamió el labio inferior, retorciéndose en su asiento mientras su corazón latía con rapidez. A lo largo de su larga amistad con Yang Ruqin, raramente se encontraba con la Señora y el Maestro Yang. Recordaba que la mayoría de su infancia la pasaron en la Mansión Zhao y no en la casa de Yang Ruqin. No estaba segura de por qué, pero de niña, le aterraba entrar a este lugar.

Viéndolo ahora, estaba confundida acerca de sus temores. Este lugar era tan majestuoso como un gran castillo, pareciéndose al Palacio de Buckingham en Europa. Ventanas que se extendían por millas, puertas altamente protectoras, árboles exuberantes bordeando el camino hacia la casa y guardias de seguridad armados distribuidos cada pocos metros, era irreal venir aquí.