—¡Tú... Cómo te atreves a impedir que use mis poderes! —Devas estalló en el momento en que abrió los ojos. Levantándose de la cama, fulminó con la mirada a Polo, quien seguía sentado tranquilamente cerca de él mientras sorbía su té casualmente.
—Bienvenido de vuelta, Devas —dijo él encogiéndose de hombros.
—¡Tú! —Devas gruñó mientras se lanzaba para estrangular a Polo. Durante esas últimas pruebas, había hecho todo lo posible por usar su poder para al menos salvar a Darío, pero por más que lo intentaba, no funcionaba en absoluto. Al final, no tuvo más opción que sacar a Xenia a un lugar seguro, pero luego esta lo empujó antes de saltar para rescatar a Darío.
Luego se detuvo, recordando que Xenia debía haber tomado su decisión. Girándose, mantuvo sus esperanzas solo para ver una cama vacía.
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