—No. ¿Oh, cuántas veces se ha dicho esa palabra esta noche? —Algunos la pronunciaron en negación y dolor, pero otros, como la Gerente Chu, la usaron para su defensa.
—¡No! ¿Cuántas veces tengo que decírtelo? —La Gerente Chu gruñó dentro de la sala de interrogatorio. Puesto que era la principal sospechosa, la llevaron inmediatamente a este lugar como a una especie de criminal cuando le estaban dando los primeros auxilios.
—¡No lo hice! ¡Fue Paula! ¡Puedes revisar mi teléfono! —La Gerente Chu gritó exasperada, flexionando los dedos en las esposas que estaban sujetas a la mesa—. ¡Ella me dijo que fuera allí! ¡Me está tendiendo una trampa!
—Señorita Marisol Chu —El oficial se recostó, manteniendo la calma a pesar de la agresividad de la sospechosa—. Usted entiende que este caso acaba de convertirse en un homicidio, ¿verdad?
—¿Qué? —La Gerente Chu se quedó en blanco—. ¡Pero... Cielo estaba todavía viva!
—El detective arqueó las cejas—. ¿Todavía viva cuando la golpeó?
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