—Tu familia. ¿Qué les pasó? —Hasta donde Oso sabía, les había contado que todo lo relacionado con su familia estaba bien. Estaba seguro de no haber dejado rastro o pista alguna. Sin embargo, su pregunta demostraba que había visto a través de su mentira.
—Hah… —Oso soltó una risa hueca, volviendo su atención a la carretera—. La señora ciertamente me recuerda a alguien.
—¿A tu empleador anterior, otra vez? —Sí —Sonrió amargamente al pensarlo—. No había mentira que ella no pudiera ver, y era casi ridículo lo fácil que le resultaba ver a través de las personas.
—Supongo que tenía que hacerlo porque la gente miente todo el tiempo.
—Tal vez.
—¿Entonces? —Cielo lentamente fijó sus ojos en el asiento del conductor, manteniendo su atención en su perfil lateral—. ¿Qué pasa con tu esposa e hijo? ¿Por qué ya no estás con ellos? ¿Te divorciaste y te abandonó?
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