Anastasia se preguntaba si, al morir, acabaría en el infierno, dados sus pensamientos persistentes de querer muerta a la persona que tenía delante. No importaba cuán dolorosa fuera la historia de la mujer o las dificultades que soportó, le resultaba imposible aceptar que su hermana hubiera sido asesinada sin misericordia.
Se planteaba si Magnus habría utilizado las emociones de Noor para ganar su cooperación, pero eso solo podía ser parte de la verdad. Ella dijo,
—No te hice nada; déjame ir.
—También hay algo más, Anna —dijo Noor, pasando su dedo por el filo afilado del puñal, y una gota de sangre brotó del corte que recibió—. Estoy molesta por la injusticia de mi vida. La injusticia de los otros Blackthorn que viven sus vidas como si fueran ciegos al daño que se inflige para su beneficio, todo a costa de los menos afortunados.
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