Barón volvió su atención hacia Altea, pareciendo recordar algo. —¿Cómo está el viejo Eugene? —preguntó.
—Sigue trabajando en tu proyecto —dijo ella. Sabía que él estaba colaborando con Eugene para crear bicicletas. Oslo creaba metal para ellos, pero producir metal permanente era tanto trabajo, y solo se producían unos pocos gramos al día.
Habían pasado varios días, pero aún no había movimiento.
Pero por lo que había oído en casa, parecía que Eugene había hecho algunos progresos. Algo acerca de minimizar la necesidad de abrazaderas metálicas.
Eugene también obtuvo la mayor parte de este proyecto, y le prometió a ella (la jefa) algunas participaciones también.
Parecía que ella tomaría alrededor del 10% de las ganancias sin tener que hacer nada en absoluto. Fue muy amable de su parte.
De hecho, incluso si Eugene no fuera un compañero de equipo, tal participación era muy inteligente para darle al Señor, ya que aseguraría el soporte adecuado para su desarrollo.
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