—¿Te gustó la lasaña? —preguntó Ian a través de la videollamada, mientras daba un bocado a su propio plato y Erasmi se desparramaba en el sofá, disfrutando del resplandor posterior a la comida y el sexo.
—Fue increíble. Gracias por compartir la receta —respondió Erasmi, con voz algo somnolienta.
Ian soltó una carcajada a través de la pantalla. —Oh, Ava ha jurado guardar el secreto sobre eso. Si crees que puedes sacárselo, buena suerte.
Erasmi sonrió con ironía, rodando los ojos mientras se acomodaba en el sofá. —¿Para qué molestarme? Puedo simplemente hacerte cocinar para mí.
—¿Te das cuenta de que vives a horas de distancia, verdad? Y definitivamente no voy a empezar un servicio de entrega de comida —replicó Ian con una sonrisa, sacudiendo la cabeza ante la idea.
Erasmi se encogió de hombros. —Nos mudaremos de vuelta una vez que el semestre de Cai termine.
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