Erasmi observaba mientras Ava lavaba los platos, un suspiro escapándose de sus labios. Finalmente, había visto desaparecer la preocupación en su cara, aunque solo fuera por un instante. La sugerencia de Gab había dado en el clavo. En lugar de preguntarle directamente a Ava o insinuarle que se abriera, era mucho mejor crear un ambiente donde ella pudiera ver, sentir y creer que todo estaba bien. Solo entonces se relajaría lo suficiente para bajar la guardia.
Dado que la tarde había sido un rotundo éxito, era hora de trabajar para hacer la noche igualmente memorable. Silenciosamente, se acercó a ella y deslizó sus brazos alrededor de ella, acariciando su pelo. Ella se sobresaltó al principio, algo que él esperaba, y luego se relajó contra él, susurrando su nombre suavemente —Erasmi.
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