No le digas a ella

—Aún sigue desaparecida —había dicho Gavriel—. Y Leon se quedó petrificado. Simplemente permanecía ahí, con los ojos bien abiertos y la boca ligeramente abierta por la sorpresa de la noticia. Era como si su sistema se hubiera apagado por completo al oír las palabras que acababa de escuchar. ¿Desaparecida? ¿Zanya?

—Mi esposa dijo que han enviado grupos de búsqueda por toda la tierra y, sin embargo, no han podido encontrar ni un solo rastro de ella —Gavriel continuó—, pero Leon seguía en silencio. Era como si no pudiera oír una sola cosa que su señor le estaba diciendo.

Los demás miraban a Leon con preocupación ya que el hombre permanecía callado y simplemente se quedaba allí como una estatua. Todos sabían cómo había estado Leon desde aquel día que se despidieron de la princesa. Aunque Leon había tratado de ocultar sus emociones y se había concentrado en su trabajo, todos podían notar que algo había pasado cuando estuvo fuera, y era... y todavía le está perturbando hasta ahora.