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Parecía que iba a ser un día oscuro y deprimente. No solo la luz solar no se asomaba por el horizonte, sino que tampoco había ni rastro del sol. Pesadas nubes oscuras cubrieron rápidamente el cielo y con la luz del día, ya había comenzado a lloviznar, con indicios de que se pondría aún más fuerte.
En la torre, Zeke y todos los demás de sus camaradas finalmente se reunieron con la única excepción de Alex, que todavía estaba desaparecido.
—Déjame en el suelo —dijo Alicia con un susurro ronco, sintiendo que no solo su garganta estaba seca sino también todo su ser. Era como si hubiera un gran desierto donde antes estaba su cuerpo – seco y muerto. Aunque no estaba mirando, podía sentir a los demás apareciendo uno tras otro.
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