—¡Rika! —Estaba mirando justo al hombre que había llamado mi nombre. Él podría haber sido un poco mi salvación porque me detuvo de golpear a ese imbécil, Claud. Pero el hecho de que estuviera aquí significaba que mis padres definitivamente sabrían que hoy no estaba en clase y que había desobedecido a mi padre deliberadamente. Iba a estar en grandes problemas. Y lo peor de todo era que también había metido en problemas a Lyssa.
—Rika, ¿quién es ese hombre? —Clovio me preguntó en un susurro. Probablemente estaba preocupado por mí y por la forma en que este hombre me estaba mirando con severidad.
—Él es un empleado de mis padres —no quería decirle que este era un guardaespaldas que estaba asignado a mí. Que este hombre estaba destinado a protegerme de la misma situación en la que me encontraba ahora. Eso no iba a caer bien.
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