—Sí, el alfa está adentro —Aliana asintió y observó al comerciante salir enfurecido a algún lugar, pero luego regresó y habló a regañadientes con Kian.
—Tú. Ven conmigo, olvidé dónde está mi habitación —Lou señaló con su dedo a Kian.
Kian estaba a punto de replicar cuando Aliana agitó su mano, indicándole que fuera con el comerciante antes de que montase un berrinche aquí.
El guerrero estaba un poco en conflicto cuando siguió al comerciante. Por supuesto, él sabía donde se alojaba, ocupaba la misma habitación que Nala. Después de todo, ella era su mujer, no tenía necesidad de sentirse amargado.
Pero, cuando llegaron a su habitación y Nala abrió la puerta, Kian observó cómo el comerciante la besaba sin ningún escrúpulo, no le importaba si había alguien más allí y cerró la puerta de golpe.
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