Su primera sesión de retroalimentación y diseño colaborativo duró el resto del día. Ves y Gloriana se sumergieron tanto en sus discusiones que optaron por comer el almuerzo y la cena en el compartimento del taller.
La colisión de ideas, el compartir perspectivas y la necesidad de explicar los propios pensamientos proporcionaron mucho estímulo intelectual.
Aunque los cambios reales que Ves planeaba hacer en su diseño al final no fueran muchos, aún sentía que había ganado una mayor conciencia sobre su propio diseño.
Tener que explicar y justificar muchas de sus elecciones de diseño era, de cierta manera, como enseñar. Aunque reiterara sus teorías existentes, verse obligado a explicarlas y empaquetarlas de manera que le permitiera comunicar sus puntos de manera sucinta incrementó su familiaridad con ellas, aumentando directamente su utilización en el proceso.
Además de compartir sus teorías objetivas, también comenzaron a intercambiar sus principios y puntos de vista subjetivos.
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