—Y pensé... ¿Por qué no? Entonces hice eso y le di mi sangre. Una gran cantidad —mostró una pequeña sonrisa.
—Después de eso, es como ya sabes —Víctor volvió a su lectura.
—Solo con estas dos páginas de este libro, he aprendido la importancia del árbol del mundo para los dioses... —su pensamiento fue interrumpido cuando escuchó la voz de Sasha.
—Cariño luego le dio una gota de su sangre, provocándole un grito de dolor —Sasha continuó la historia de Víctor mientras leía su libro.
—...Eso me tomó por sorpresa —murmuró Sasha.
«...Eva, estabas cerca... ¿Por qué no detuviste al maestro?» Las palabras se quedaron en el aire.
«...» Eva estuvo en silencio.
«Para, Kaguya. Tú, de todos, deberías saber muy bien que cuando el maestro comienza algo, nadie puede detenerlo» —habló María.
«Él es simplemente muy terco así» —continuó Bruna.
«En efecto» —Roberta estuvo de acuerdo.
«.....» Las palabras se quedaron en el aire.
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