Mientras Harry caminaba rápidamente hacia su oficina, su mente giraba con pensamientos de Jade. No podía sacudirse la inquietud que sintió después de su breve intercambio.
Al llegar a la oficina de Tom, tocó dos veces antes de entrar.
Tom levantó la vista de su escritorio, su expresión una mezcla de curiosidad y preocupación. —¿Cómo te fue con Jade? —preguntó, recostándose en su silla.
Harry suspiró profundamente, frotándose los ojos. —No sé, Tom. Simplemente no lo sé.
Tom le hizo señas a Harry para que tomara asiento. —Dijiste que ibas a apoyar su decisión, ¿recuerdas?
—Y lo decía en serio. Yo la apoyo —dijo Harry, la frustración evidente en su voz—. Pero no entiendo por qué está actuando de esta manera.
—¿De qué manera? —preguntó Tom, frunciendo el ceño.
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