Janet y Evelyn se sentaron en la cocina, bebiendo té mientras Evelyn reía a carcajadas al contarle a Janet cómo había seguido su consejo y había arruinado la ropa de Rachel. Eso fue, por supuesto, después de que Evelyn le contara a Janet todo sobre su cita con Desmond el día anterior.
—No puedo creer que realmente lo hicieras —dijo Evelyn con diversión—, ya que no había esperado exactamente que Janet siguiera adelante con eso.
—No tienes idea de lo molesta que estaba hasta que me diste esa sugerencia. Y aunque me doy cuenta de lo mezquino e infantil que fue, era lo único que podía hacer para expresar mi enojo en ese momento. Me sorprende que la mocosa no haya dicho una palabra ni hecho nada. Contaba con que viniera aquí a armar un escándalo o algo así para poder arrancarme unos cuantos cabellos —dijo Janet, y Evelyn soltó una risita mientras tomaba un sorbo del té de jengibre y miel.
—No lo harías.
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