Mia estaba ardiendo de rabia cuando su taxi se detuvo frente al ático de Bryan. Había tenido que cancelar su cita por los libros que él le había pedido que buscara. Había ido de una librería a otra buscándolo, y para cuando finalmente lo encontró, ya había pasado mucho tiempo.
No necesitaba llamar a la puerta ya que conocía su contraseña en caso de cualquier emergencia, así que desbloqueó la puerta ella misma y entró en su apartamento. Pegó una sonrisa tensa en su rostro mientras se acercaba a donde estaba sentado junto al comedor tecleando en su computadora portátil —Aquí están los libros que pediste—, dijo, dejándolos junto a él en el sofá.
—Puedes irte—, dijo Bryan sin dedicarle una mirada mientras continuaba con lo que estaba haciendo.
Unterstützen Sie Ihre Lieblingsautoren und -übersetzer bei webnovel.com