Las cadenas se han soltado

—¿Qué está pasando ahora? He aplastado insectos como este en la guerra antes! ¿Entonces por qué no puedo mover mi mano contra este tipo! —Pensó el Dalki. Intentó convocar toda su fuerza, pero el humano frente a él tenía un agarre firme en su muñeca. No se movería ni un poco. Esto era algo que el Dalki nunca había sentido antes.

Con la mano derecha de Arthur, lanzó las piedras directamente en el pecho del Dalki donde estaría el corazón. Se escucharon tres golpes como si fueran balas y se vieron pedazos cayendo del pecho del Dalki.

—Maldita sea, incluso la habilidad de Arthur no puede hacer nada, —dijo Pike, esperando por un segundo que tal vez Arthur fuera realmente un Viajero de triple A, pero por supuesto que no podía ser.

—Vaya, eres la primera persona que sobrevive a mi nueva técnica de lanzar piedras. —Arthur dijo mientras comenzaba a reírse de su propio humor. Aunque los demás detrás no se reían. ¿Cómo podrían hacerlo cuando sus muertes estarían prontas?