Mientras los demás charlaban animadamente, los ojos de Kamila se posaron en las figuras de Solus y Nyka mientras se alejaban y luego en las de Rethia.
—Ella tiene más de mil años y aparenta tener treinta y pocos —pensó Kamila—. Yo cumpliré veintinueve el próximo año, mientras que Lith se verá en sus veinte años durante décadas, sino siglos. ¿Debería pedirle que me Despierte?
Por un lado, habría significado tener una vida larga juntos. Por otro lado, Despertar habría traído más problemas de los que resolvería. Kamila no podía soportar la idea de convertirse en propiedad de Lith durante 100 años, como le había sucedido a Phloria y a Tista.
Además de eso, estaba la posibilidad de que con el tiempo su relación pudiera malograrse. Si eso sucediera, se vería obligada a vivir durante siglos en un mundo que ya no le pertenecía.
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