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184) Momentos incómodos con los padres

Había terminado con Penélope y estaba algo contento. Las cosas habían salido bastante bien y no tuve que hacer nada drástico. Era un buen día... al menos hasta que el clon en la madriguera fue llamado por mi padre.

...

"Red, ven aquí, necesitamos hablar", me llamó mi padre al verme bajar las escaleras.

Me sorprendió ver a mi padre tan serio. No parecía una mala seriedad, como si alguien hubiera muerto, pero sí como si se estuviera por discutir un problema importante.

Me acerqué a él, que estaba sentado en una de las sillas del comedor. Mi madre estaba ocupada con sus cosas no muy lejos, y mis hermanos estaban fuera o en sus habitaciones.

"¿Qué pasa, papá?", le pregunté.

"Siéntate."(Arthur)

Al escuchar sus palabras, tuve un mal presentimiento, pero aun así lo hice. Lo miré y esperé a que comenzara a hablar.

"Red... tus hermanos dicen que tienes novia, ¿es cierto?", preguntó, aunque ya lo sabía; solo lo estaba confirmando.

"¿Sí?", respondí con un tono de duda. No entendía qué tenía que ver eso. La idea de que mis padres se metieran en mi vida amorosa me incomodaba un poco... bastante.

"Sí... Tu madre y yo pensamos que este día llegaría mucho más tarde, con tu... antigua personalidad... bueno..."(Arthur)

"Yo tampoco esperaba mucho de mi yo anterior en ese tema", respondí con normalidad, para demostrarle que no me sentía ofendido. Parecía que él pensaba lo contrario, ya que hablaba lenta y pausadamente.

"Bueno, fue una sorpresa, pero nos alegramos por ti. Encontrar a alguien especial es algo importante, pero tampoco deberías involucrarte demasiado en eso por ahora. Aún eres joven y es difícil saber si el amor que sientes es verdadero. Te lo digo para que no te sientas mal si las cosas no salen como esperas. Puede que la niña que amas ahora no sea la que te acompañe en el futuro".(Arthur)

"¿Okey...?"(Red)

"Jeje, el amor es complicado. Toma a tu hermano Bill, por ejemplo. Había una chica que le gustaba, esa chica... ¿cómo se llamaba?" Empezó a relatar, alejandose del tema por el que me llamé.

"Emily Tyler", respondió mi madre desde lo lejos.

"Sí, ella. Era una chica muy bonita, inigualable según Bill, pero su personalidad... hgg... digamos que tu hermano aprendió que no todo enamoramiento es símbolo de amor verdadero..." Continuó hasta que notó mi silencio.

"Yo no respondí, solo lo miraba y le dejaba hablar. No sabía bien qué esperaba de mí o qué quería obtener con esta conversación.

"Bueno, volviendo al asunto. Ahora que has encontrado a alguien que te gusta, tenemos que hablar de ciertos temas de padre a hijo... no es para este momento", enfatizó, "pero para que lo sepas para el futuro. Verás... ¿sabes en qué se diferencia un hombre de una mujer?"

"... ¡Espera!" Lo detuve al notar hacia dónde iba esto. "¿Esto va a ser una charla sobre sexo?"

"Sí... parece que sabes algo, pero es momento de que tengamos esta charla, aunque contigo ha ocurrido antes de lo que esperábamos."(Arthur)

"¡No...!" Dije involuntariamente. La charla que me dio Tina ya fue suficiente para esta vida, y la idea de tener otra... y con mi padre solo me asqueaba más. No quería volver a pasar por eso.

"Red, esto es necesario. Hay cosas que tienes que saber. Sé que puede ser incómodo, pero todos tienen esta charla en algún momento. Tus hermanos la tuvieron y también se sintieron tan incómodos como tú, es normal. Incluso tu hermana menor, Ginny, aunque es más joven que ustedes, tu madre ya le ha dado algo de información para que esté consciente."(Arthur)

"Sí... pero no...", seguí rechazando la idea.

"Red... es necesario", insistió mi padre, aún más serio e imperativo.

"... ¿Puede por lo menos ser mamá quien me hable de esto?"(Red)

"¿Qué?"(Arthur)

"Que si puede ser mamá quien me dé esta 'charla'."(Red)

"No. Yo me encargo de darles esta charla a todos tus hermanos y a ti, mientras que tu madre se encarga de Ginny."(Arthur)

"..."(Red)

"¿Por qué quieres que sea tu madre quien te hable de esto?", preguntó, justo cuando mi madre asomaba la cabeza desde la distancia para escuchar también.

"Prefiero que quien me hable de 'eso' y las relaciones sea la persona que manda dentro de su propia relación, quien domina."(Red)

"Tu madre no manda en nuestra relación", afirmó con cierta vehemencia.

"¿Quieres decir que tú estás por encima de mamá?"(Red)

"¡¿Qué?! ¡NO!", respondió nervioso al notar la mirada de mi madre, que esperaba ver qué respondía. "Nadie manda a nadie en nuestra relación, nadie está por encima de nadie, somos iguales", dijo con sudor en la frente.

"Tu padre tiene razón. Ninguno está por encima del otro. Así es como debe ser. Nunca debes pensar que estás por encima de la persona que amas, así como ella no debe estar por encima de ti. Así es como funciona una buena relación", dijo mi madre, acercándose y poniendo su mano en mi hombro.

"Bien... igual me gustaría que fuera mamá quien me hablara de esto."

"¿Por qué?", preguntaron mis padres al unísono.

"Pues... aunque mamá no sea quien 'domine'... ella siempre parece saber qué hacer, tiene todo bajo control... me da más seguridad. Por eso quisiera aprender de relaciones de ella, para también saber cómo tener todo bajo control...", dije, mintiendo claramente.

"Esto..."(Arthur)

"Está bien, Arthur, déjamelo a mí", dijo mi madre, y ante mi petición de estar solos para evitar que la conversación fuera más incómoda, me llevó a la cocina para hablar mientras hacía las labores domésticas de siempre. Mi padre se retiró para dejarnos nuestro espacio, aunque no sé si ofendido por mi negativa, pero no importaba, ahora tendría que enfrentar esta situación incómoda.

La charla fue tolerable, aunque tuve que fingir bastante, pretendiendo que no sabía mucho y que tenía dudas. Mi madre se encargó de explicar todo lo necesario, aunque no tan a fondo como Tina. A diferencia de la anciana, mi madre tenía más filtros.

Estuve muy tentado de hacer algunos chistes en ciertos momentos, esos que serían muy graciosos en otro contexto, pero no podía arriesgarme a hacerlo con mi madre sin enfrentar graves consecuencias.

La charla terminó con ella recordándome una vez más que esa información era para el futuro y que no debía preocuparme por eso ahora, sino dentro de unos años. Si tan solo supiera... En fin, sabía que dejó algunas cosas sin mencionar, o que tal vez las abordaría en otro momento, pero no había nada que hacer.

...

Ahora, después de que uno de los clones soportara esa horrible charla por segunda vez en esta vida, me encontraba en un barrio muggle, frente a una casa, bien vestido y con regalos en las manos.

Toqué el timbre y esperé a que una mujer me abriera. La reconocí de inmediato.

"Buenas tardes, señora Granger."(Red)

"Oh... ¿Red, verdad?", respondió a mi saludo. Ella también me reconoció; era difícil no hacerlo. Pero parecía querer confirmar mi nombre más que mi identidad.

"Sí, Red Weasley. Vine a presentarme adecuadamente", dije con un poco de nerviosismo, una mezcla de verdadero y fingido. Es fácil ser un bastardo, pero esto era lo opuesto y no era mi área. "Le traje algunos regalos... No estaba seguro de qué debía traer, así que traje de todo un poco."

Extendí mis manos con los regalos que había traído: una canasta con frutas de mis granjas, algunas bebidas exóticas compradas a un mercader, y algunos dulces y chocolates. Esto último podía ser menos aceptable, considerando que los padres de Hermione eran dentistas, pero pensé, 'Al diablo, a todos les gustan los dulces'.

"No tenías que molestarte, no era necesario traer nada", dijo mientras tomaba los regalos que le empujé a sus manos. "Pasa, será un placer recibirte y conocerte formalmente", comentó, recordándome que, aparte del encuentro en el tren, la otra vez que nos vimos yo estaba disfrazado de 'Red Klos'.

Entré a la casa y me encontré con mi novia y su padre en la sala de estar. Le había enviado un mensaje a Hermione poco antes de llegar, de hecho, desde que estuve en su puerta. Al verme, ella estaba visiblemente nerviosa y avergonzada.

Me invitaron a sentarme en uno de los sofás, y ahí comenzó mi actuación. Me presenté como Red Weasley, un mago que ahora salía con su hija.

Fue vergonzoso e incómodo, especialmente para Hermione. Ninguna niña como ella esperaría una buena reacción de sus padres al enterarse de que tenía un novio a los 12 o 13 años.

Contrario a lo esperado, la reacción de los padres de Hermione no fue brusca. Parecía que la actitud de Hermione hacia mí, y lo que sabían por sus cartas, les había dado una buena imagen de mí, lo que ayudó en ese momento.

Me hicieron muchas preguntas, y mis dotes actorales surgieron una vez más. Mezclé verdad con mentira de tal manera que ni siquiera Hermione dudaba de mis palabras, aunque oculté algunos detalles que les habrían preocupado, como el nivel de peligro de ciertos eventos, como lo del troll o la piedra filosofal.

Relaté todo... Mi situación emocional anterior, mi deseo de encajar, conocer a Hermione, llevarme bien, querer probar lo que era el amor ahora que estaba libre de mi bloqueo emocional... Mentiría si dijera que no usé mis habilidades para tratar de influenciarlos a mi favor durante el proceso.

Fue mentalmente agotador, pero todo estaba saliendo bastante bien. Incluso, cuando logré sentirme más en confianza, mostré un poco más de mi verdadero yo, con algunas bromas y chistes que, aunque no siempre fueron los más adecuados, les dieron una imagen más completa de quién soy. Eso, junto con mis relatos (y mentiras) anteriores, les ayudó a entender mejor cosas como lo de "Red Klos". Sí, era un chico extraño, pero confiable.

El tiempo pasó y, cerca del final de mi visita, la señora Granger llamó a Hermione para que la ayudara en la cocina con una merienda que traerían. En realidad, se trataba de algo más. Hermione fue alejada por su madre para que yo me quedara a solas con su padre, quien me habló de manera mucho más seria que antes, pero sin ser intimidante.

La conversación no fue muy diferente a la anterior, pero entendí lo que el señor Granger buscaba: quería descubrir qué era esta 'relación', hacia dónde iba, y cuál era la perspectiva de los magos al respecto.

Cuando las mujeres volvieron, ya había habido suficiente intercambio de información con su padre. Al final, pude concluir que, ante nuestro noviazgo infantil, los padres de Hermione no estaban en completa oposición. Por suerte, no tenían idea de los besos profundos que habíamos compartido, porque su postura podría haber sido muy diferente.

Cerca del momento de irme, los cuatro estábamos charlando cordialmente. Hermione, aún un poco nerviosa, estaba sentada a mi lado. Estuvo rígida como una piedra la mayor parte del tiempo desde que llegué, pero se relajó con el tiempo, especialmente después de haber hablado a solas con su madre en la cocina.

Mientras los padres de Hermione conversaban entre ellos, ella se acercó para susurrarme al oído que estaba feliz de que todo hubiera salido tan bien y de lo mucho que había temido este encuentro. Todo iba tan bien que quizá mi lado maligno se activó, deseando cerrar con un gran final, aunque sabía que podría ser contraproducente.

"¡¿ESTÁS EMBARAZADA?!" grité sorprendido ante el susurro de Hermione.

"¡¿QUÉ?!", exclamaron al unísono los padres de Hermione.

La reacción de los señores Granger fue algo que nunca olvidaré. Parecía como si sus ojos se abrieran en cámara lenta hasta el punto de que sus globos oculares podrían caerse. Y no hablemos de Hermione, cuya expresión parecía la de alguien al borde de la muerte. Estaba tan pálida que no me habría sorprendido si se hubiera desmayado al instante... De hecho, creo que estuvo inconsciente por un breve instante, aunque con los ojos abiertos.

Hermione alternó su mirada entre sus padres y yo, mientras su boca se movía sin poder emitir sonido alguno. Lo siguiente que experimenté fue un puñetazo directo en mi mentón por parte de la niña antes de que saliera corriendo hacia su habitación.

Sus padres parecieron decir algo, pero el golpe me había dejado un poco aturdido, además de que no podía dejar de reírme. Me levanté del suelo y me arreglé simbólicamente antes de mirar a mis suegros, que intentaban contener una mezcla de emociones, principalmente confusión y miedo.

"Perdón, necesitaba hacerlo... las cosas iban demasiado bien y me puse nervioso, jejeje", me reí un poco más para enfatizar que lo sucedido no era real. "Pero ya he causado suficiente caos, y es hora de irme antes de que me echen a patadas... Por cierto, ¿ya tuvieron 'la charla' con Hermione? Ya saben... esa charla. Si no lo han hecho, háganlo, por favor."

"..." Ellos me miraron, desconcertados, y con perores expresiones que antes.

"No es por lo que creen", me apresuré a explicar. "Pero creo que deberían hacerlo si aún no lo han hecho... Y si ya lo hicieron, denle otra. Como mis padres se enteraron de que tenía novia, me la dieron, y fue uno de los momentos más vergonzosos, incómodos e irreparables de mi vida... y quiero que Hermione también lo sufra. Sí, lo sé, soy egoísta... pero si yo lo sufrí, ella también debería", dije antes de desaparecer con una expresión digna de un diablillo después de una travesura bien hecha.

Y así, el clon que estaba en la casa de los Granger se deshizo en un charco de sangre que no dejó el más mínimo rastro en la alfombra. No sé cuán mal habrán quedado las cosas después de mi broma, pero no me quedaría para averiguarlo. Ahora era problema de Hermione... aunque estoy seguro de que no dudará en quejarse conmigo más adelante, y puede que ese no sea el último golpe que reciba de ella por esto.

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