Aunque podíamos hablar entre nosotros, no podíamos hacer mucho mas. Habíamos pasado mucho tiempo aquí y estábamos muy fragiles. Salir de la cueva era peligroso y tenía miedo, no tenía fuerza alguna, aun si no hubiera pasado mi tiempo encerrado en esta cueva eso no cambiaria nada, me había vuelto muy débil.
Mi plan era seguir así hasta que ella se recuperara lo suficiente, luego... quisas ir con el mercader a comprar algo, había visto el icono en el mapa, no cerca, pero no lejos. Necesitábamos muchas cosas, pero por suerte nada vino a atacar la cueva hasta ahora.
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Pasó bastante tiempo, las cosas mejoraron levemente y tenía muchas expectativas. Dentro de este tiempo hubo unos periodos en donde ni siquiera nos hablamos, no porque nos peleáramos o algo parecido, sino por las dificultades que teníamos para hacerlo y sus consecuencias.
Aun sin comunicarnos mucho, nos volvimos dependientes el uno del otro. Se notaba mucho que solíamos hacer una pregunta al azar para ver si obteníamos respuestas de la otra parte y consolarnos.
Para variar, empecé a usar mi [Esencia de Bardo] para cantar canciones de cuna cada vez que ella quería dormir, algo que me agradeció mucho, ya que la relajaba. Nos acercó mas y pude notar como empezó a hablarme de la misma manera que aquella vez cuando la cure por primera vez.
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Por fin llegamos a este punto crítico, mi curación siguió trabajando hasta ahora, que ya no soy completamente necesario para mantenerla con vida. Por fin, podría pegar un ojo luego de tanto tiempo. De hecho, creí haber llegado a esto algunos días antes, pero por las dudas lo pospuse hasta ahora para evitar cualquier peligro.
Ella estuvo algo asustada cuando le dije que dejaría de curarla temporalmente. Estuvimos así por mucho tiempo y aunque no nos gustaba, mejor mal conocido que mal por conocer. Luego de explicarle un poco las cosas, aceptó, pero no quedó tranquila.
Por fin llegó mi merecido descanso, recosté mi cuerpo sobre el unicornio y caí dormido casi al instante.
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Desperté luego de un tiempo desconocido, con el llamado de mi compañera. No sabía qué sucedía pero de todas formas empecé a curarla nuevamente.
Me desperté por completo un tiempo después y luego de comprender mas la situación me di cuenta de lo arriesgado de mi decisión. Yo puedo sobrevivir aun sin comer, pero ella no, lo único que la nutria era mi curación y mientras dormía me detuve, por lo que fue muy peligroso.
Por suerte pudo despertarme, porque sentía que podría haber durado un dia entero mas. El tiempo que dormí fue alrededor de un dia y medio, según lo que ella dijo, y mi barra de sueño se recuperó hasta el 53%.
No volví a dormir hasta asegurarme de que mi compañera estuviera completamente nutrida, dentro de lo posible, y creamos un sistema para evitar que sucediera lo mismo. Luego de un tiempo, por fin conseguí recuperarme del cansancio al 100% y pude sentir un gran alivio.
Estando mentalmente recuperado también vi una recuperación de mi poder mágico, no volvió a ser lo que era antes pero por lo menos tenía mi barra azul actual llena.
Consideré hacer uso de la magia ritual para ayudarnos, ya que no era absolutamente necesario un gran poder para llevarla a cabo, pero el problema era que no sabía si al hacerlo llamaría la atención de los peligros del exterior.
Le pedí a mi compañera si me dejaba cortarle el pelo de la cola y, aunque estuvo algo renuente, terminó aceptando. Moviendo mis brazos casi esqueléticos, lancé un hechizo de corte y me hice con mucho pelo de unicornio.
La sensación de que mis huesos eran madera podrida que podía romperse en cualquier momento no era agradable, pero el esfuerzo valía la pena.
Con la mayor cantidad de precisión posible, use los pelos de unicornio para dibujar algunos círculos mágicos en el suelo. Realicé algunos dibujos mas y luego rompí una de las varitas de mi inventario para retirar su núcleo que era pluma de fénix. Algo de sangre por aquí y por allá, algún escupitajo ocasional y palabras en un idioma que desconocía pero que sabía lo que significaban una vez obtuve mi magia ritual.
Ahora solo falta esperar y rezar por no llamar la atención de las acromantulas, digo, son arácnidos en vez de insectos, así que debería estar bien.
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Pequeños insectos como luciérnagas empezaron a acercarse a la formación mágica compuesta de líneas espirales. Aun si estábamos cerca, los pequeños no se resistían a la atracción del círculo mágico.
Casi no podía contenerme pero lo hice, solo una vez que podía estar seguro de mis acciones actuaba. Cazaba a tantos como podía, inmovilizándolos o matándolos si no había otra opción.
Con la mayoría de los insectos asesinados creaba una pasta que luego transmutaría para comer algo, por mas asqueroso que fuera. Con los demás me enfoqué en seguir fortaleciendo y completando varios rituales.
Con la sangre de unicornio intenté realizar uno para expulsar los males, con los insectos completé otro para absorber vitalidad, y usando mi magia llevar a cabo uno enfocado en la revitalización de la vegetación.
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Esta cueva se fue transformando en nuestra fortaleza poco a poco. La sangre de unicornio usada como catalizador sirvió bien para transformar este lugar en un foco de energía que alejaba a las criaturas oscuras. Era una falsa protección, ya que solo hacía falta un monstruo lo suficientemente valiente para entrar y arruinarlo todo, pues la energía expuesta en el exterior no era correspondiente a nuestro verdadero poder.
Las vides, hongos y musgos fueron creciendo cada vez mas en el interior y de allí teníamos mas material para trabajar. Ya sea para sustentar los demás rituales, u obtener otra fuente de alimento, de todas maneras eran utilizados.
Los insectos siguieron apareciendo y, usando los rituales de absorción y reabsorción de vitalidad, conseguí una mejor fuente de alimento. Insectos que descubrí eran mas comestibles, fueron inyectados con la vitalidad de sus camaradas para luego ser tragados por nosotros.
Poco a poco nos fortalecíamos, teníamos un gusto horrible en nuestra boca, pero estábamos mejor alimentados. Mi medidor de hambre nunca volvió al 100%, pero tener el estómago lleno se sentía muy bien, y con mi saciedad cada vez mas alta, mi curación también mejoró.
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Un tiempo mas y mi compañera ya se podía parar, no caminar mucho pero el que se pueda mover era una buena señal. Habíamos pasado tanto tiempo inmóviles que fue muy difícil los primeros pasos, por no mencionar que también nos lastimamos en el proceso.
Nos fuimos recuperando y aunque esta mejoría nos tentó mucho a salir de este lugar, no lo hicimos, mas por mi insistencia. Aunque saliéramos, no podríamos estar seguros de escapar del bosque a salvo.
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La entrada de la cueva se cubrió de malezas, las cosas que había puesto en un principio ya se habían deshecho con el pasar del tiempo, pero fueron reemplazadas por mí con lo que tenía a mano.
Nuestra alimentación se basó en insectos y algunas platas que parecían comestibles, aunque mi compañera gozó mas de mi curación como fuente de alimento.
Todas las paredes de la cueva ahora estaban repletas de símbolos mágicos... o musgo. El interior fue limpiado y ahora estaba mas organiza, con algunas zonas preparadas para realizar diferentes actividades.
La lluvia fue una fuente de agua que nos salvó del inferno en el que vivíamos. Hice una pequeña 'tubería' por así decirlo, con magia de transformación, que redirigía el agua a un pequeño foso que cavé. No era el agua mas limpia, pero no nos detuvo, la primera vez casi nos ahogamos de tanta agua que intentamos tragar... mal recuerdo.
Mi [Esencia de Bailarín] nos fue extremadamente útil. La 'danza de la lluvia' era un ritual medianamente sencillo pero con poco poder fuera de ambientes húmedos, aun así, aumentó las probabilidades de lluvia en nuestra zona en un pequeño porcentaje. Fue muy divertido, ya que no estaba solo en esto, mi compañera decidió ayudarme, y ver a un niño y un unicornio bailar dentro de una cueva era una imagen muy cómica.
Nos atrincheramos y casi podíamos decir que teníamos una 'vida' aquí, si no mencionamos que cada uno éramos versiones casi esqueléticas de nosotros mismos.
Nuestros poderes se fortalecieron, mis medidores se mantenían a un nivel decente, por lo que obtenía buenos resultados, y ella también recupero algo de su poder. Estábamos cada vez mas preparados para el dia en que podamos salir, pero aún faltaba.
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Vivimos en armonía, hablando el uno con el otro, contándonos nuestras historias, ya sin la mas mínima restricción. Puede que habláramos de cosas que al otro no le gustaría escuchar, pero el paso del tiempo elimino cualquier disgusto.
"¿Entonces...?"
"No lo creía la primera vez, pensé que ese monstruo había venido por mí otra vez, pero cuando te vi me di cuenta de que la maldad en ti era muchísimo mas pura que la que había en él. Era aterrador que algo tan puramente maligno pueda existir"
"¿Por eso es que no me reconociste?"
"Solo puedo percibir una especie de bruma negra con ojos rojos al verte, no podía distinguir tu forma en lo mas mínimo"
"Interesante, no esperaba eso"
"Si, aún la veo, y aunque es igual de potente, parece como si te encogiste o algo así. Ahora no esta a la misma altura"
"¿Entonces no puedes ver que mi cabello ahora es del color de la luna?"
"¡¿De verdad?!"
"Guau, en realidad no puedes verme"
"Bueno, si me esfuerzo debería ser posible, pero no quiero gastar energías"
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Nuestras actividades se volvieron cada vez mas audaces, cazamos algunos animales pequeños que podíamos atraer. A ella no le gustaba mucho y no comía carne, pero aun así colaboró.
Algo similar con lo que hice con la botella de vino aquella vez, hice con nuestras presas. Con sus muertes recolectaba energía espiritual y de sus cuerpos drenaba la vitalidad para nutrir ciertos alimentos, como las plantas que la unicornio comía, para mejorar su alimentación.
Había ganado algunas habilidades en el proceso. [Autofagia] que me permitía alimentarme de mi mismo, cargando la barra de hambre en gran medida y dándome fuertes mejoras temporales, pero a cambio de dañar mi vitalidad máxima, por lo que no la usé ni una vez y la desactivé.
Luego estaba [Drenar vida] que surgió de la constante absorción de vitalidad. Su función era mejorar mi absorción de sangre. Ahora no solo podía succionar la sangre para restaurar mis reservas, sino que también podría drenar la vitalidad de criaturas sin sangre como los insectos y las plantas para recargarla, solo que no sería tan eficiente.
Con estos avances conseguimos mejores logros.
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En la entrada de una cueva cubierta por vegetación se podía ver una abertura, no muy grande, pero lo suficiente para que algo pudiera salir... o entrar.
Afuera de esta cueva se encontraba una acromantula que vagaba por el lugar, se había sentido extrañamente atraído a este lugar, como si una especie de canto hipnótica la hubiera llamado hasta aquí, canto que aún escuchaba.
Había visto la entrada a la cueva y cuando se acercó olio un aroma tentador... sangre humana. Con un pequeño esfuerzo se adentró, por esa abertura hacia la oscuridad. Consiguiendo entrar, algo no parecía estar del todo bien, pero el cuerpo de un niño mas adelante la hizo ignorar esa sensación de peligro.
Se acercó lentamente pero al percibir que el cuerpo estaba inmóvil y cubierto de sangre no pudo resistirse mas y corrió hacia adelante. Como si esa acción fuera una señal, la entrada de la cueva por la que había entrado se selló por completo, una extraña energía que le disgustaba se encendió repentinamente, como para alejar a cualquier intruso, y unas visiones extrañas se abalanzaron sobre ella.
De los huesos tallados esparcidos por el suelo salieron figuras sombrías con cierto tinte plateado que se abalanzaron con odio sobre la araña gigante, sin causarle mucho daño, pero si desorientándola.
De una esquina oscura salió un unicornio cuyo cuerno brillaba, lanzando un rayo de luminoso blanco que impacto con el cuerpo del invasor, azotándolo contra una pared cubierta con algo pegajoso.
El cuerpo del niño en el suelo se levantó rápidamente con una varita en la mano, en cuya punta se acumulaba la sangre que estaba esparcida por el suelo, lanzando sin el mas mínimo problema la maldición asesina.
La acromantula sufrió mucho daño y aunque no murió de inmediato, no duró mucho. Quienes habían planeado esta trampa se acercaron para realizar algunos ataque asesinos mas para cerciorarse de su muerte, para luego soltar un suspiro de alivio junto a algunas sonrisas.
"Es una lástima que no pudiéramos haberla hecho sufrir mas. Si lográbamos que acumulara mas resentimiento, podría conseguir que el veneno de acromantula se convirtiera en veneno anti-acromantula para la próxima trampa"
"Lo logramos, deberías estar feliz por ello"
"Si, aunque también desperdiciamos bastantes recursos" Dijo el niño recogiendo algunos de los huesos del piso que se había roto sin razón aparente.
"Te dije que no me gusta eso..."
"Y yo te expliqué que nos son los espíritus reales de estos animales, solo son fragmentos de almas que dejan cuando mueren"
"Aun así no me gusta"
"Dejemos de discutir por esto, hay cosas mas importantes... ¿O me dirás que no esperas las flores revitalizadas con la energía de esta araña? ¿O si? No nos quedan muchas y no sabremos cuando podremos adquirir mas" Una sonrisa burlona apareció en la boca del niño.
"Hmm... solo apúrate y no te burles de mí" El unicornio no pudo ocultar su emoción al escuchar esas palabras, eran su platillo favorito desde que llegó a esta cueva y cuanto mas vitalidad contuviera mas delicioso se volvía.
El niño y el unicornio se encargaron del trabajo post-cacería. Disecando y separando las diferentes partes de la araña para los distintos fines, luego absorbiendo la vitalidad para una buena comida.
"La próxima vemos si podemos hacerlo mejor, siempre que no vengan mas de una podríamos obtener muchas ganancias con el tiempo suficiente"
"Yo espero ya poder salir"
"Yo igual, solo esperemos un tiempo mas, eliminemos los peligros y cuando estemos fuertes, saldremos"