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Sus ojos finos

Álvaro abrazaba a Eduardo con cariño, quería poder acompañarlo para siempre. Su cuerpo era suave y olía bien. A Álvaro le gustaba mucho su hijo. Cuando supo su identidad, Eduardo recibió mucho cariño por su parte. Álvaro lo mimaba y el pequeño acepto su amor.

-Tienes que irte, la mujer ya ha perdido mucha sangre y está en peligro ahora. -Al decir esto, Álvaro recordó lo que había pasado antes y estaba muy enfadado.

-No puedo dejarte en casa solo. Cuando Isaac vuelva, me iré. -lo que decía Álvaro era verdad. En este momento, no sabían dónde estaba Alana e Isaac todavía no había vuelto. Se preocupaba mucho por Eduardo y era imposible que lo dejara en casa solo.

Afortunadamente, mientras Álvaro hablaba Isaac llego con Adriano. Adriano corrió hacia Eduardo. Entonces vio a Álvaro, sonrió y dijo:

-Padre, ¿también estas aquí? El instructor Isaac dijo que has estado muy ocupado. Hace mucho tiempo que no te veo.

Cuando Eduardo fue secuestrado, nadie se lo conto a Adriano. Él se agotó durante el periodo de entrenamiento con Isaac los últimos días. Sin la compañía de Eduardo, Adriano estaba siempre aburrido y mataba el tiempo durmiendo. Ahora, no solo Eduardo lo acompañaba, sino que Álvaro también había vuelto. Adriano estaba muy feliz.

Álvaro miro a Adriano y sonrió:

-Mas tarde tengo que salir. Eduardo jugara contigo, ¿vale?

Adriano abrazo a Eduardo y dijo:

-Me cuesta mucho ir al hospital cuando me duele el estómago, el medico dijo que tenía que hacer un análisis de sangre. Madre mía… me dolió mucho que me sacara sangre, pero apenas llore.

- ¡Cobarde! -Eduardo se acordó de su hermana. Nadie sabía cómo Laura sufría por su enfermedad. Como su hermano, quería ser más fuerte y le dono su sangre. De ahí que Eduardo no entendiera porque Adriano no odia aguantar el dolor de un análisis de sangre.

Adriano sabía que Eduardo le miraba con desprecio, pero dijo con firmeza:

-No he llorado, así que debes elogiarme, ¿verdad?

- ¿Te elogio con una patada?

Álvaro vio que los niños se llevaban bien y le dijo a Isaac:

- ¿Cómo ha estado Eduardo en los últimos días?

-Está bien, pero deberías prestar más atención a Anabel.

Álvaro aconsejo con impotencia a Isaac y se fue al hospital. Él había mandado a sus hombres que mandaran a Anabel al Hospital Central, quería evitar que Anabel se encontrara con Samara.

Cuando Álvaro llego, el medico ya estaba intentando salvarla. Su teléfono sonó y el respondió la llamada en el mismo instante.

-Diga. -estaba un poco enfadado y dijo en un tono alterado.

Al oír su tono, la otra parte dijo:

-Ya tienes mucha fuerza, ¿incluso ya no quieres hablar conmigo?

Álvaro estaba confundido, después miro el número que lo estaba llamando, era su madre la señora Lorena. Sabía que no tendría nada bueno que decir y respondió:

-Mama, ¿Por qué me llamas? No he visto el número.

-No espere a que respondieras si te llamaba, así que llame de otro número. -la señora Lorena dijo con un tono de choque, así que Álvaro no sabía lo que iba a decir a continuación. El ambiente estaba un poco embarazoso. Al final la señora Lorena siguió diciendo: -Me he enterado de que querías expulsar a Anabel de la Ciudad H. ¿Quieres matarla? ¿Qué vas a hacer ahora? -la señora Lorena ya no podía aguantar más y hablaba en voz alta.

Álvaro frunció el ceño. Anabel acababa de entrar en la sala de operaciones, su madre estaba en el extranjero y ya sabía lo que había pasado. Era obvio que en la familia Ayala todavía había un espía de su madre.

Álvaro estaba confundido.

-Madre, aunque Anabel siempre ha servido a la familia Ayala y me trata bien, ella es una sirvienta. ¿Puedo mandarla a cualquier lugar? ¿Vale la pena que me llames por esto?

-No me importa. Anabel era una parte esencial de la familia Ayala. Ella solo puede servir ahí ¿me oyes? Además, tienes que ser amable con ella. Cuando tu hermano y tu erais pequeños habríais muerto sin ella. -la señora Lorena siempre mencionaba este asunto y Álvaro estaba un poco inquieto.

-Madre, sin ella, podríais haber comprado leche en polvo para nutrirnos. ¿Por qué prestas tanta atención a una criada?

- ¡Basta! ¿Realmente vas a ignorar todo por una mujer y su hijo? Mira, si quieres expulsar a Anabel, yo también me iré. Si algo le pasa a Anabel, no te perdonare. -la señora Lorena colgó el teléfono y finalizo la conversación.

Sin embargo, Álvaro de repente se sintió muy cansado. Su madre era una persona razonable normalmente. ¿Por qué le importaba tanto Anabel? En el pasado, ella trataba a Anabel mejor que a otros sirvientes. Además, cuanto sacaban fotos de la familia, Anabel siempre estaba presente.

En ese momento, Álvaro sintió que su madre había tratado a Anabel porque estaba agradecida de que ella amamantara a sus hijos. Vio que ella la había protegido, pero sintió que había algo raro y no sabía que era.

Anabel era huérfana. Cuando llego a la familia Ayala, todavía era muy joven. Dijeron que fue violada y que estaba embarazada. En ese momento, era muy embarazoso que estuviera embarazada antes del matrimonio. La familia Ayala secretamente crio a Anabel y mandaron a alguien ara cuidar de ella. Desafortunadamente, Anabel dio a luz a una niña que murió ese mismo día.

Anabel estaba muy triste por eso. En ese momento, la señora Lorena había dado a luz a gemelos, pero ella no tenía leche. Anabel contaba con mucha leche, por lo que era nodriza de Álvaro y Rolando.

Durante estos años, llevaban una vida feliz. Era posible que Anabel y la señora Lorena tuvieran a sus hijos en el mismo día, por lo tanto, Anabel trataba a los niños muy bien. La señora Lorena también estaba dispuesta a dejarle al cuidado de los dos.

Cuando Álvaro pensó en el pasado, de repente le dolió mucho la cabeza. Anabel, le prestaba mucha atención, ¿Por qué era tan persistente en el asunto de Samara y Eduardo? Cuando el teléfono volvió a sonar, Álvaro estaba un poco impaciente. Vio que era el guardaespaldas del hospital. Recordó a Samara y rápidamente atendió la llamada. Sin embargo, escucho que Víctor se había llevado a Samara a tomar un café. Álvaro estaba enfadado.

- ¿Qué dijo la señora Samara?

-Dijo que no la acompañáramos.

Álvaro respiro hondo y dijo:

-Con Víctor, Samara estará bien. Volved.

Es guardaespaldas estaba un poco confundido. Todos sabían que Víctor se había enamorado de Samara. ¿Por qué Álvaro hizo que se fueran? Sin embargo, no se atrevió a preguntar más, así que colgó el teléfono.

Al ver que el guardaespaldas se iba, Víctor dijo sonriendo:

- ¿Álvaro no tiene miedo de que te enamores de mí? ¿Por qué ha pedido a los guardaespaldas que se retiren?

-Estoy de acuerdo. -Samara asintió, pero Víctor estaba confundido.

- ¿Estoy mal? ¿Por qué no te gusto? -Víctor aparentaba estar infeliz.

Samara sonrió y dijo:

-Eres perfecto, debido a eso no puedo enamorarme de ti. Pero podemos ser amigos. -dijo Samara parpadeando traviesamente.

Víctor se quedó sin palabras.

-No puedes rechazarme de esta manera. ¡Porque solo te gusta Álvaro!

-Tal vez me enamore de el a primera vista. Por eso, me gusta todo de el… -cuando dijo esto se puso tímida. Víctor tenía mucha envidia de Álvaro.

- ¿Cómo puedes enamorarte de el a primera vista y no de mí? Creo que soy más guapo que él. -Víctor era realmente más guapo que Álvaro, pero ellos no eran el mismo tipo.

Samara sonrió y dijo:

-Álvaro tiene los ojos finos y tu no los tienes.

Cuando escucho esto, Víctor se puso muy triste.

- ¿Qué? ¿Te gustan los ojos finos? ¿No crees que un hombre con ojos finos es un niño?

- ¡No lo creo! -Samara continúo hablando para que el abandonara la idea. Incluso recordó los ojos de Eduardo. Cuando ella mimaba a Eduardo, sus ojos eran encantadores como la magia.

Víctor estaba desconsolado por lo que había dicho Samara. Incluso quería hacerse una plástica.

-Vamos a por un café, tu invitas. -el desahogo su insatisfacción como un niño mimado.

A Samara no le importaba, sabía que Víctor era un hombre honesto. Cuando llamo al camarero para pedir un café, vio una figura familiar caminando rápida y agresivamente hacia la mesa.

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