En cambio, Samara sintió un poco de rechazo.
-No quiero hablar contigo. -no quería hacerle caso. Aunque la historia que acababa de contar era conmovedora, el protagonista era otra persona. Por lo que no vio necesidad de hablar con él.
Sin embargo, Álvaro le agarro de la mano directamente y la llevo fuera.
-Oye, espera, estaba comiendo. -Samara no era tan fuerte como él. Aparte, recordó su herida y justo en ese momento de vacilación él se la llevo. - ¡Álvaro, déjame! -aunque ella gritaba un poco, no usaba mucha fuerza para resistir a su agarre. Dándose cuenta de eso, Álvaro sonrió ligeramente.
Al ver salir a su jefe, Josué quiso adelantarse para informar cosas de trabajo, pero al verlo salir de la mano con Samara y con cara de satisfacción, se retiró silenciosamente. Samara se dio cuenta de eso y le dijo rápidamente:
-Estas buscando a tu jefe, ¿verdad? Aquí esta, llévatelo, por favor
Josué sonrió y fingió no haber oído nada y se retiró inmediatamente. La mujer empezó a asentir que Josué era tan odioso como Álvaro.
Álvaro estaba algo feliz mientras llevaba a Samara hasta la colina. El viento del mar era un poco fuerte, así que el hombre se quito el abrigo y se lo puso a ella. Justo cuando ella estaba a punto de quitárselo, escucho al hombre decir:
-Quédatelo, si no quieres que use la fuerza.
-Mira las cosas que dices. ¿A caso tienes fuerza? Me pregunto quien era el que estaba tendido en una cama de operaciones esperando una donación de sangre de dos niños. ¿A caso no eras tu? -con esas palabras, lo golpeo en su punto débil.
Álvaro sintió que no sabía cómo tratar a su mujer ahora. Cada una de las palabras que ella emitía parecían cuchillos, pero desafortunadamente, le gustaba escuchar su voz. Pensó que podría ser masoquista.
Hace cinco años, su mujer lo trataba muy bien y era muy dócil. Por el contrario, no podía sentir nada por ella. Ahora, bien, cuanto mas rebelde e indiferente ella era, mas le gustaba. Álvaro sonrió de repente, lo que a Samara le pareció extraño.
- ¿Estas bien?
Estando de pie junto a ella y mirando en la dirección del mar, dijo tranquilamente:
-Adriano es el hijo de mi hermano gemelo. En aquel entonces, Rebeca volvió a buscarme y dijo que estaba embarazada de él, quien ya estaba muerto. Ese niño es un hijo póstumo. Me compadezco bastante de mi hermano, porque no podía enterarse de que tendría un hijo cuando estaba vivo. Cuando me viste en el hospital llevándola para un examen prenatal, de hecho, mi intención era hacerle una amniocentesis. Mi hermano y yo tenemos básicamente el mismo ADN, así que, si ese niño es de mi hermano, la prueba confirmara que yo soy el padre.
Samara estaba aturdida. Mirando quietamente a Álvaro y su mente se quedo en blanco por completo.
-Tontearías. -Replico instintivamente. -Rebeca es tu ex, ¿Cómo salió con tu hermano?
Sabiendo que era difícil convencerla, le explico con calma.
-Eso también me deja curioso, así que pedía a alguien que investigara. En ese momento, Rebeca dejo Ciudad H y fue a Ciudad Y para relajarse. Sin embargo, por accidente, cruzo la frontera y llego a Ciudad M. presencio el trafico de drogas, por eso atrajo la persecución de los traficantes. Se escapo a toda prisa y se encontró con mi hermano. En ese momento, le tomo por mí, así que se le acerco desesperadamente para pedir ayuda, gritando mi nombre. Mi hermano sabia que ella era mi novia, así que la salvo. Los dos empezaron a sentir cosas el uno por el otro cuando entraron en contacto, por lo que se convirtieron en novios. -mirando a Samara, continuo. -No te conté todo en el pasado, porque no sabia como decirte lo de mi hermano. Después de todo, desde que te casaste conmigo, no sabias nada y si te lo dijera repentinamente, tampoco me creerías, ¿verdad? Además, cuando Rebeca me informo de su muerte, yo estaba sumergido en tristeza, así que, naturalmente, no tuve tiempo de preocuparme por tus sentimientos. En aquel entonces solo quería asegurarme de que lo que dijo era verdad y que si el bebe era de mi hermano. Si es así, no puedo permitir que un vástago de la familia Ayala se quede fuera. La única condición que Rebeca planteo era vivir en la casa de la familia, diciendo que era el único deseo de mi hermano, que su hijo pudiera nacer en la familia Ayala. Así que estuve de acuerdo. Sin embargo, antes de que pudiera explicártelo, te quedaste embarazada, por lo que me dificulto la explicación. Yo sabía cómo te llevabas con Rebeca. Aunque ella dejo Ciudad H y se hizo novia de mi hermano después, no podía asegurarme de que ella te hiciera daño. Además, estabas embarazada. Si ella quería el derecho de la herencia de nuestra familia, definitivamente te haría daño. Tras mucho pensar, decidí enviarte al extranjero, para protegerte y a nuestro bebe. Aparte, mi madre ya estaba en el extranjero, por eso, yo tenía la intención de que la acompañaras y que vosotras pudierais cuidaros mutuamente. Sin embargo, no esperaba que ocurriera un accidente.
Escuchando todo lo que Álvaro dijo, Samara estaba totalmente aturdida. Ella no sabía si debía creerlo. Además, ¿Por qué Álvaro se lo explicaba una y otra vez? Solo era la diseñadora del Grupo HJ, ¿Qué tipo de intenciones podría tener Álvaro hacia ella?
En cuanto al propósito de su regreso, nadie lo sabia excepto Carlos. Sin embargo, no creyó que este la traicionaría. Entonces, ¿Por qué Álvaro insistía en recuperar su confianza? ¿acaso todo fue un malentendido? Ella no pudo convencerse de eso.
-El incendio no fue un accidente. Tu guardaespaldas me dijo personalmente que fuiste tu quien ordeno que me matara en el camino. -dijo Samara mirándole a los ojos.
Los ojos del hombre estaban llenos de asombro e ira.
- ¿Cómo podría hacerte daño a ti y a nuestro bebe? A pesar de que no me di cuenta de mis sentimientos por ti en ese momento, llevábamos tres años juntos. Estaba consciente de todo lo que habías hecho por mí. ¿Acaso para ti soy una persona tan cruel que podría matar a su propio hijo? Samara, ¿acaso te enamoraste de mi porque era un hombre así? ¿o crees que te enamoraste de un hombre con todo tu corazón durante tres años, y por desgracia, resulto ser un hombre cruel? -Álvaro le agarro fuerte el hombro.
Ella no sabia como responder.
- ¡No lo sé! ¡No tengo ni idea! Siempre creía que amaba al mejor hombre del mundo, pero el incendio me hizo experimentar algo horrible. No sé si debería confiar en ti. Álvaro, no pienses
que voy a creer en tu historia y te perdonare. Si lo hago, me engañaras otra vez. ¡No! -ella se aparto y huyo en pánico. No acepto su explicación.
Mirando su figura que desaparecía, el hombre suspiro:
- ¿Qué tengo que hacer para que me creas? -sin embargo, solo escucho el mar y dejo el lugar abatido.
Eduardo salió del lugar donde se escondía y miro pensativamente hacia la dirección donde Álvaro se había ido, sin saber lo que estaba pensando.
Adriano se estremeció por el frio.
-Eduardo, ¿Qué significa lo que dice mi padre? ¿tu madre ya lo conocía? Pero también creo que he oído hablar de mi madre. -Eduardo no respondió nada y se dio la vuelta dispuesto a irse. Adriano no tuvo más remedio que seguirlo. -Eduardo, ¿todavía quieres escuchar la charla en secreto? Papa dice que eso solo lo hacen las mujeres.
- ¡Cállate! -dijo Eduardo fríamente con el ceño fruncido.
El otro niño se callo inmediatamente, pero no dejo de seguirlo. Los dos eran tan pequeños que no llamaron la atención de otras personas.
Cuando Álvaro volvió, Josué lo esperaba ansioso. Al verlo llegar solo, dio un paso adelante y dijo:
-Señor, ha surgido una contingencia en Ciudad H.
-Cuéntame. -le dolía un poco el pecho sin saber si era por la herida o porque Samara se niega a aceptar su explicación, pero automáticamente ignoro la posibilidad de la primera. Para el, nadie podía hacerle sufrir a no ser Samara.
Desde que la perdió, se había convertido en un robot, sin emociones. Al ver la cara pálida de Álvaro, Josué quiso preguntarle si se encontraba bien, pero al pensar en la importancia de las noticias que tenía que dar, susurro:
-La familia Montenegro no esta dispuesta a rendirse. Han presentado formalmente una demanda ante el juez, insistiendo que la señorita Samara tiene que asumir la responsabilidad legal.
- ¿Samara tiene que asumir la responsabilidad legal? Obviamente, la familia Montenegro la esta chantajeando, ¿acaso la señora Verónica quiere hacerse enemiga de la familia Ayala? -la mirada de Álvaro se volvió tan fría y penetrante como una espada afilada.
Josué respondió en voz baja:
-Pues ellos dicen todo lo contrario. Han dicho que la señorita Samara empujo a la señora Verónica deliberadamente, sabiendo que no gozaba de buena salud. Aparte, han dicho que tienen testigos.
- ¿Testigos? ¿Quién?
-No lo se. Es una persona normal, sin antecedentes penales que no tiene relación con la familia Montenegro.
Al escuchar eso, Álvaro estaba pensativo.
- ¿Alguna noticia sobre Jaime?
-No, parece que desapareció hace cinco años junto a su esposa. He intentado buscar noticias suyas en todo tipo de medios y no he tenido resultado. Sin embargo, he descubierto algo extraño. -estas palabras atrajeron la atención de Álvaro.
- ¿De qué se trata?
-Parece que los padres de la señorita Samara están planeando ir al extranjero. No parece que vayan a viajar o emigrar. Solo tienen mucha prisa por conseguir el visado e incluso están pagando un extra por eso.
Al escuchar eso, el semblante de Álvaro cambio inmediatamente.
- ¿Ya sabes por qué?
-No lo tengo claro por el momento, pero parece que alguien los este ayudando en secreto. Los tramites se han completado y hoy se van del país. Van a coger el vuelo de esta tarde a las 16:30. No hemos recibido sus instrucciones, así que no noes hemos atrevido a detenerlos.
Álvaro sintió que algo andaba mal.
Samara ya tenía muchos malentendidos con el y el tenia que asegurar la seguridad de los padres de ella.