Después de dos meses de entrenamiento, Viggo había tomado el ritmo de su extenuante jornada de trabajo. Por las mañanas luchaba contra Jason y los otros; por las tardes compartía su tiempo con las chicas mientras confeccionaba joyas, dibujaba para Semiramis o acompañaba a Tsubaki en su taller de herrería.
Viggo y Tsubaki aun mantenían su relación en secreto, ya que Tsubaki tenía ciertas reservan con respecto a la reacción que tendría su madre. Mikoto era una mujer tradición, muy estricta en su conducta y en la manera de hacer las cosas. La propia Tsubaki pienso que, si Kain no hubiera estado para ella en su momento de necesidad, su madre jamás hubiera aceptado tener una relación con un hombre con varias esposas. El hecho es que Tsubaki postergaba este tema una y otra vez, y aunque ella decía que era solo porque tenía demasiado trabajo, Viggo podía ver en sus ojos el miedo de defraudar a su madre.
En estos momentos Viggo miraba a Tsubaki trabajar en el yunque desde una esquina del taller. Ella tomaba con la mano izquierda una pinza para sostener una larga pieza de metal al rojo vivo mientras que, con la otra mano, tomaba un martillo y le daba de golpes al metal para templarlo. Las chipas saltaban mientras se producía un satisfactorio tañido. Si estuviera su padre, diría que Tsubaki tiene un buen ritmo, pensó Viggo.
Al mismo tiempo, Sakura y Ana vistiendo unos delantales de cuero que les cubría la parte frontal, miraban desde un lado. Ambas se veían sexys, con sus brazos y espaldas húmedos por el sudor, mientras solo llevaban en la parte inferior un pantalón y botas. Tsubaki solo llevaba el sarashi usual que sujetaba sus grandes senos mientras vestía un hakama en la parte inferior.
Viggo las miraba desde la silla, dividiendo su mente entre la imaginación de probar la carne tersa y firme y leer un libro que le entrego su padre, lo cual había sido el punto más aburrido del día. Kain le había dicho que tenía que desarrollar una sensibilidad estética, por lo cual le paso un libro donde hablaba sobre piedras preciosas, los colores, su significado y algunas historias relativas a joyas legendarias. En un principio Viggo fue como siempre, no le dio ninguna importancia al libro y lo dejo acumulando polvo. Sin embargo, Semiramis lo encontró, después de que lo leyó se lo presto a Scheherezade, después ella se lo paso a Ana y Sakura. Solo para al final, las cuatro indicarle a Viggo que debía leerlo. Parece que las historias de amor atrapan el corazón de una mujer sin importar su edad o época. Por supuesto, Viggo escucha este tipo de peticiones porque sus mujeres prácticamente le están gritando de forma indirecta "quisiera vivir una experiencia similar a la de aquella dama noble". Viggo sonreía por dentro pensando en cómo una mujer dice querer a un hombre bueno y honrado, pero todos los galanes en aquellas novelas son seductores de poca monta. Bueno, lo interesante no eran los tipos, pensó Viggo, si no el tipo de situaciones excitantes. Semiramis ya probó una de esas situaciones estando completamente desnuda y haciendo el amor en el palco a plena luz del sol. Fue un sexo bastante estimulante, pensó Viggo.
Tsubaki termino de templar el metal, lo alzó en el aire y reviso como quedaron los bordes de la hoja. Ella frunció el ceño, soltó un suspiro y murmuro -por ahora debería estar bien-
Una vez que Sakura y Ana escucharon esto, Sakura tomó una cubeta con agua y Ana tomó unos paños. Ambas se acercaron al mismo tiempo. Sakura dejo la cubeta en el suelo frente a Tsubaki y ella metió el metal en la cubeta para que al contacto saliera una gran nube de vapor. Después Tsubaki miró a Ana y ella le tendió los paños. Tsubaki tomo los paños y se limpió ambas manos.
-Por hoy está bien- dijo Tsubaki
-Sí- respondieron Sakura y Ana
-¿Qué piensas, rojo? ¿Tienes hambre?- pregunto Tsubaki volteándose y mirando a Viggo sentado en una esquina.
Viggo sonrió, porque a pesar de que han pasado los meses, Tsubaki lo sigue llamando así. Como Sakura y Ana pasan la mayor parte del tiempo con ella, también lo llaman de la misma manera. Así que Viggo se acostumbró a que lo llamaran así. El apodo es bastante simple, Viggo tiene el cabello rojo, comentó Tsubaki, pero también, el rojo se asocia al amor.
-Sí, tengo hambre- dijo Viggo cerrando el libro de piedras preciosas y parándose de su asiento. Camino hasta donde estaba Tsubaki y la miró a los ojos.
-Solo espérame un momento, preparare algo de inmediato- dijo Tsubaki con una pequeña sonrisa y le dio un beso en la comisura de los labios. Entonces Tsubaki salió del taller mientras les guiñaba un ojo a las chicas y ellas asentían.
Una vez que Tsubaki se fue, Sakura y Ana comenzaron a guardar las herramientas, a poner los metales en sus respectivas cajas, apagar el fuego del horno y todas esas cosas. Ya llevaban mucho tiempo haciendo lo mismo, así que estaban acostumbradas. Por otro lado, Viggo camino hasta Ana, quien recogía una serie de herramientas sobre un mesón de trabajo. Viggo la abrazó por detrás, pasando sus manos por las pronunciadas caderas y le beso el hombro. Tenía la piel húmeda y cálida.
-Ahora no, Viggo- susurro Ana mientras apretaba sus muslos
-¿Por qué no?- susurro Viggo -toda está humedad debe facilitar mucho el acceso a ciertas partes-
-Viggo- susurro Ana mirándolo hacia atrás con ojos de cachorro
Viggo sonrió y la beso mientras sus manos acariciaban la piel del abdomen. Al mismo tiempo, Sakura camino hasta Viggo, se quitó el delantal de cuero y quedó con sus senos al aire. Ella abrazo a Viggo por detrás y apretó sus senos contra la espalda.
-Viggo- le susurro Sakura
Viggo detuvo su beso con Ana y miró hacia atrás. Él mantuvo su mano izquierda sobre la cadera de Ana y se giró para abrazar a Sakura por la cadera. Ella levantó su rostro ofreciendo sus labios y Viggo los beso con mucho gusto. Por su parte, Ana se quitó el delantal, pero también el pantalón y ropa interior, quedando solo con las botas puestas. Después la siguió Sakura mientras Ana tomaba ventaja tomando a Viggo de las mejillas y besándolo con intensidad. Se escuchaba su respiración acelerada, como si estuviera desesperada por comerle los labios. Una vez que ambas chicas quedaron desnudas, tocó el turno de Viggo, quien fue ayudado por ellas.
Durante media hora, se escuchó en el taller el gemido de tres voces que disfrutaban uniendo sus cuerpos.
Una vez que la diversión termino, Viggo y las chicas se vistieron. Terminaron de ordenar el taller y cerraron las puertas. Después caminaron hasta la casa y una vez que entraron, sintieron el aroma a sopa de mariscos. Ana y Sakura se largaron a reír y miraron a Viggo con cierta picardía. Viggo se ruborizo, pero acepto el deseo de Tsubaki.
Cuando llegaron a la cocina, Tsubaki tenía varias ollas calentando al mismo tiempo. Igual que su madre, ella cocinaba una sopa de entrada. Después arroz, vegetales cocidos y carne como plato fuerte.
Tsubaki se volteó con una sonrisa en los labios y pregunto de buen humor -¿Cómo estuvo?-
Sakura y Ana se sonrojaron, pero dijeron al unísono con una sonrisa en los labios -estuvo muy bien, gracias por el tiempo-
Tsubaki se volteó para ver la olla y continuar revolviendo la sopa -está bien, somos hermanas ¿verdad?-
-Sí- respondieron ambas
-Oye rojo, ven acá- dijo Tsubaki
Viggo sonrió y miró a Sakura y Ana, ellas asintieron y se fueron a dar una ducha. Al mismo tiempo, Viggo camino hasta Tsubaki y la abrazo por las caderas. Él le beso el cuello hasta subir a las mejillas.
-¿Guardaste algo para mí?- le susurro Tsubaki
-Por supuesto- respondió
-Entonces está bien- dijo Tsubaki con una gran sonrisa
-¿Qué estabas intentando hacer con esa espada? Sentí que ponías más esfuerzo de lo usual- pregunto Viggo
-Mmm, ya ves, llevo varios años fuera de casa y le prometí a mi vieja que me convertiría en una maestra herrera. Así que estoy tratando de pulir mi técnica y darles un mejor acabado a las armas. Sin embargo, me cuesta mejorar-
-Mmm, no será que quieres mostrarle esto a la tía Mikoto para que no te regañe-
-Bueno, en parte- respondió Tsubaki agachando la mirada
Viggo le beso el hombro derecho y le dijo -no hay nada de qué preocuparse, la tía entenderá. No estamos haciendo nada malo-
-Lo sé, pero no puedo dejar de preocuparme-
Viggo soltó un suspiro y cambió el tema -mi viejo dice que, para realmente manejar un tema, debes ser capaz de enseñarle a otro. A pesar de que soy hijo de la diosa de la forja, no sé casi nada de la forja ¿Qué tal? ¿Te atreves a enseñarme?-
Tsubaki sonrió, volteó su rostro y le dio un tierno beso en los labios -Viggo ya tiene sus cosas. No creo que tenga tiempo-
-No se trata de forjar, solo de explicar la teoría. A lo mejor, una vez que me explicas lo que haces puedes ver una nueva forma de corregir lo que estás haciendo mal-
-¿Tú crees?-
-Yo creo-
Entonces, mientras Tsubaki terminaba de cocer el contenido de las ollas, ella le explicó paso por paso el proceso de la forja. Sin embargo, Viggo quedó confundido con más de la mitad del proceso, lo que molestó a Tsubaki.
-Solo tienes que encontrar las palabras para que yo pueda entender- dijo Viggo
Tsubaki frunció el ceño y respondió -está bien, pensaré en cómo mejorar mi explicación-
Al rato después llegaron Sakura y Ana. Tsubaki sirvió la comida y de paso les explicó a las chicas lo que hacía con Viggo. Sakura y Ana le pidieron que también les explicará el proceso de la forja. Tsubaki así lo hizo, pero el resultado no fue el esperado.
-Mm- dijo Sakura -si no hubiera visto a Tsubaki hacer las cosas que trato de explicar, jamás las hubiera entendido-
-Sí, opino lo mismo- dijo Ana -Kiara hubiera dicho que necesitas aprender un lenguaje más simple, pero sin recurrir a lo vulgar-
Tsubaki hizo una sonrisa que no lo era, exhaló por la boca en un gesto de frustración y asintió -está bien, lo entiendo- dijo con fastidio -seguiré pensando en cómo explicar el proceso-
-Si Tsubaki quiere mejorar, al menos debería ser capaz de hacer eso- continuo Sakura -Riveria también es de la misma idea y cuando nos enseña magia, siempre nos pide que expliquemos el proceso con nuestras propias palabras-
-Ooh, se me había olvidado- dijo Tsubaki -ustedes aprenden magia con la elfa ¿Qué tal? ¿Cómo les va con eso?-
Sakura con su tenedor, revolvió el arroz en su plato y dijo -es difícil, a veces me cansa, pero Riveria dijo que si podía encontrar la forma de seguir progresando sería de gran ayuda para la vanguardia-
-¿Y tú?- pregunto Tsubaki pasando su vista de Sakura a Ana.
-No soy buena- dijo Ana un tanto cabizbaja
-No es que seas mala, Ana- dijo Sakura -es solo que te cuesta, pero si yo puedo, tú también puedes-
Ana hizo una mueca y asintió.
-Bueno, parece que no soy la única que tiene problemas para mejorar- dijo Tsubaki en un tono alegre y soltó una risotada. Ella tomo taza delante de su plato que contenía licor de arroz y les ofreció un brindis -por mejorar-
Sakura, Ana y Viggo levantaron sus tazas y dijeron al unísono -por mejorar-
Viggo, Ana y Sakura le dieron un sorbo al licor de arroz, pero Tsubaki se empino la taza y bebió todo el contenido de un solo trago.
-Aaaaa, esto es lo mejor. Ok ¿Ya comieron?- pregunto Tsubaki medio en broma, medio en serio -necesito que se vayan para su casa. Ya ocuparon suficiente a mi hombre y ahora es mi turno. Si no es así, vayan moviendo esos cubiertos que las ostras me dieron mucho apetito-
Sakura y Ana se quedaron congeladas por un momento, pero después sonrieron. Después de todo, este era el usual (entre refinado y vulgar) estilo de Tsubaki. Sakura y Ana negaron y continuaron comiendo hasta que terminaron sus platos. Una vez hecho eso, ellas se despidieron y Viggo quedo a merced de una Tsubaki que estaba acumulando mucho estrés.