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Remanentes de otra Era 1.83

Después de que todos descansaron, Viggo se preparó para ir a ver su último desafío. Primero tendría que adentrarse en ese bosque de árboles gigantes y retorcidos, y después buscar la prisión de la criatura.

-No será necesario- le dijo Kiara cuando Viggo planteo la pregunta. Ella estaba de pie delante de él, con las chicas detrás de ella. Semiramis miraba preocupada y Scheherezade un tanto disconforme por tener que quedarse. Kiara le había indicado que era demasiado peligroso que se aventurara a la guarida de la criatura. Por otro lado, Sakura ya recuperada mostraba su preocupación en su mirada, pero trataba de poner una mirada firma, mientras Ana miraba a Viggo llena de deseos de acompañarlo y protegerlo.

-¿A qué te refieres?- preguntó Viggo alzando la ceja. Detrás de él se podía ver la bruma del valle

-A que no será necesario buscar la prisión de la criatura- respondió Kiara -a medida que te adentres en el Bosque Petrificado, verás que hay estatuas humanas repartidas a lo largo del camino. Debes seguirlas y ellas te guiaran a la prisión. Ese lugar está sellado y no hay una llave a mano, así que te aconsejo que escales las paredes y entres por arriba. Ten cuidado, esta criatura ama a las serpientes y hay un montón de ellas repartidas por todos lados. Te aconsejo que le pidas su arco y flechas a Sakura y vayas limpiando la zona para que cuando te toque luchar, no recibas ataques inesperados-

-Entiendo- dijo Viggo con un rostro serio, miró a Sakura, ella asintió y se acercó a Semiramis quien manejaba la bolsa de la abundancia. Sakura recibió sus cosas de Semiramis y se las llevó a Viggo.

-Gracias- dijo Viggo al recibirlas, después paso su vista de Sakura a las chicas y por último a Kiara que estaba al frente -me voy, volveré en un par de horas-

-Está bien, sé que vencerás- respondió Kiara

Viggo asintió y les dio una última mirada a las todas y después se pasó la correa de la aljaba por encima de la cabeza y está quedo colgada a su espalda. Después él tomo el arco con su mano derecha y el hacha en la mano izquierda. Después se dio la vuelta y camino por una pendiente que lo conducía a una depresión, en el centro del valle.

Al mismo tiempo, todas las mujeres quedaron mirando la espalda de Viggo y como está se perdía entre medio de la niebla. Una vez que el cabello rojo despareció por completo, todas se fueron a sentar en las frazadas, a los lados de la fogata.

Solo se escuchaba el crepitar de la leña y del suave susurro del viento.

Por su parte, Semiramis se sentó mirando al fuego mientras recogía sus piernas y se abrazaba las rodillas. Scheherezade se sentó en la frazada de la derecha, Sakura en la de la izquierda y Ana en la siguiente, hasta llegar al otro lado de la fogata, en donde Kiara se acostó. Ella tenía una expresión tranquila mientras apoyaba su codo en la frazada y levantaba su palma para apoyar su rostro. Kiara parecía totalmente segura y tranquila, lo cual molestaba a Semiramis, quien había visto la lucha con el minotauro.

-¿Por qué estas tan tranquila?- preguntó Semiramis apoyando su mentón sobre las rodillas

Kiara desde el otro lado de la fogata, sonrió y le dijo -porque conozco a Viggo ¿Y tú? ¿Lo conoces?-

-Yo…- respondió Semiramis guardando silencio, ya que cuando ella le pregunto a Viggo quien era él, solo le dio la información que ya sabía y le hablo un poco de sus padres. Semiramis miró a Kiara con resentimiento, y esta última soltó una risita mientras mostraba una cautivadora sonrisa.

-No tienes que preocuparte- dijo Kiara -Viggo lleva el nombre de Guerra, es alguien que nació para vivir en el campo de batalla. Alguien que se volverá muy fuerte. Por supuesto, él sufrirá igual que todos los guerreros, pero prevalecerá. La tendencia de su alma lo dicta y su padre y su maestro lo educaron para eso. Cambiando de tema ¿él te contó algo?-

Semiramis negó y Kiara soltó un suspiro, pero asintió de todos modos entendiendo lo que podría provocar en una mujer saber quién era Viggo. Ambos debían mantener la imagen ideal que tienen en sus mentes. Dado que el amor tiende a morir cuando se enfrenta a la realidad. Después de todo ¿Qué pensaría Viggo si supiera que Semiramis en su vida anterior fue una asesina en masa? ¿O qué pensaría Semiramis de Viggo si supiera que él fue enviado afuera porque era un hijo idiota que perdía su tiempo luchando y haciendo el tonto? Era mejor que ambos se conocieran poco a poco y fueran afrontando los cambios a medida que llegaban, de lo contrario, ambos se sentirían abrumados y podrían terminar su relación sin darle oportunidad al crecimiento.

-No te preocupes- dijo Kiara -Viggo es un buen hombre, te lo aseguro-

-¿Por qué debería creerte?- preguntó Semiramis con una mirada molesta

Kiara movió los hombros y ahí murió la conversación. Las chicas siguieron mirando el fuego, hasta que Kiara se puso de pie y las miró a cada una.

-Vengan conmigo, tengo un regalo para ustedes por todo su esfuerzo- dijo Kiara

-Nos dijiste que sería peligroso ir a la prisión- dijo Semiramis sentada en la frezada

-¿Quién dijo de ir a la prisión? Vamos a ir por fuera de la prisión y revisar algunas bodegas de esta ciudad-

-¿Ciudad?- preguntaron todas al mismo tiempo

Kiara les dio una sonrisa astuta y les dijo -claro, todo esto era una ciudad. Vengan, vamos-

Entonces las chicas se pusieron de pie y avanzaron con Kiara a la cabeza por el camino que antes había tomado Viggo. A medida que avanzaban la niebla se comenzó a volver más espesa y fueron apareciendo enormes sombras tenebrosas. Sin embargo, a medida que avanzaban, estas sombras se volvieron enormes raíces que sobresalían de la tierra y se volvían a meter en ella, como formando una "n". Al mismo tiempo, fueron apareciendo enormes árboles milenarios, que ni entre cincuenta personas tomadas de las manos lo podrían bordear. Todos estos árboles tenían un aspecto tenebroso, sin hojas, de corteza oscura y algunos emitían un brillo anaranjado fuera del mundo que cualquiera de las chicas hubiera conocido.

-Antes- dijo Kiara -la criatura deambulaba libremente por esta región y cuando utilizaba su poder, similar a un rayo de luz del sol, dejaba marcas por todos lados. Esas marcas brillantes en los árboles son la muestra de que su poder proviene de la era de los dioses-

-Viggo dijo que los dioses habían muerto- dijo Scheherezade que iba un paso por detrás de Kiara

-Así es- respondió Kiara con una voz suave -todos ellos murieron siendo incapaces de trascender y a su vez, dejaron a estas criaturas que son su legado-

Todas ellas siguieron avanzando por el bosque, mirando sus tenebrosos árboles y la espesa niebla. Sin embargo, algo bajo la enorme raíz de un árbol llamo su atención. Se veía la mitad del torso de un inmortal. El tipo iba vestido de negro, pero adonde debería estar la cabeza, había una enorme mancha de sangre.

-¿Tu hiciste eso?- pregunto Semiramis

Kiara miró a donde miraba Semiramis y noto el cadáver del inmortal. Ella sonrió y dijo -por supuesto, mi Viggo se preocupa mucho por ti y no quiere que nada te pase. A su vez, sus preocupaciones son mis preocupaciones, así que los mate. Dime ¿te interesa saber porque se movió la guardia personal del emperador Persa?-

-Por favor- dijo Semiramis para después morderse el labio inferior

-Tu rival es una mujer muy astuta y coqueta. Tu príncipe se casó con…-

-¡No es mi príncipe!- grito Semiramis haciendo callar a Kiara y deteniéndose al mismo tiempo. Ella miraba a Kiara con extremo odio al escuchar tales palabras -un hombre así, no es mi príncipe ni nada mío-

-Eso dices ahora- murmuro Kiara dándose la vuelta para mirar a Semiramis con ojos despectivos. Después ella se dio la vuelta y continúo caminando -está bien, no es tu príncipe. El hecho es que el príncipe persa la hizo su esposa y tonto y sin cerebro, llevo a esa mujer de banquete en banquete exhibiéndola como una diosa. Al poco tiempo, esa mujer empezó a captar las miradas de otros hasta que cayó en los ojos del emperador, quién a su vez, mando a matar al príncipe y tomo a la mujer para sí ¿Te gustaría saber que pidió ella como regalo de matrimonio? -

Kiara se detuvo y miró a Semiramis con una mirada burlesca, pero Semiramis miró hacia otro lado, porque tal respuesta era innecesaria.

-Tu cabeza- continuo Kiara con un toque de crueldad -así de venenosa era aquella mujer. Solo porque la despreciaste de principio a fin y nunca la aceptaste como tu superior, ella te guardo rencor y te quería matar. Por supuesto, para cuando ella podía pedir tu cabeza todo el mundo sabía que tú estabas bajo mi protección. Así que el emperador se negó a tratar contigo. Todos los poderosos saben el alcance de mi poder y se preocupan de pasar ese conocimiento a su siguiente generación. Después de todo, ningún rey o emperador quiere que su reino caiga por la estupidez de uno de sus descendientes. Así que la mujer dejo pasar la oportunidad por un tiempo, siguió ganándose el favor del emperador hasta convertirlo en su esclavo y hace solo medio año, el emperador fue convencido para empezar a recolectar información. Después el emperador mando a aquel general a realizar negocios contigo. De su propio tesoro privado salieron todas esas joyas. Sin embargo, ninguno contaba con Viggo y su habilidad para combatir. Así que esa mujer, molesta por el trabajo que realizo el general, presiono al emperador para que mandara a sus asesinos personales, los inmortales-

Semiramis se llenó de terror a medida que la escuchaba. Ella se abrazó a sí misma y comenzó a sentir el entorno más frio y lúgubre. Al punto que cuando Kiara menciono a los inmortales, Semiramis tembló del miedo.

-No te preocupes- dijo Kiara con una sonrisa sádica -ya te lo dije, mi Viggo está preocupado por ti, él jamás dejaría que nada te pase-

Al mismo tiempo, Scheherezade notó el estado alterado de Semiramis y la abrazo por el lado, transmitiendo calor y cariño.

-No te preocupes- le dijo Scheherezade a Semiramis -viviremos juntas y moriremos juntas, eso acordamos-

Semiramis asintió mostrando una mirada cargada de miedo y una sonrisa forzanda. Por otro lado, a través de la niebla se comenzaron a ver sombras rectangulares que a medida que se acercaban, se transformaron en grandes pilares de piedra obsidiana. Scheherezade elevo su mirada mientras abrazaba a Semiramis.

-¿Esto es?- pregunto Scheherezade

-Así es- dijo Kiara -estos son los alrededores de la prisión de la criatura. No te preocupes, los antiguos dioses hicieron una buena prisión y ella no podrá salir, aunque así lo quisiera. Por otro lado, veo que Semiramis tiene miedo, bueno, veamos sin con esto lo pierde un poco-

Kiara se detuvo, Scheherezade y Semiramis detrás de ella hicieron lo mismo. Kiara se volteó mirando a las dos y notando que Sakura y Ana iban mucho más atrás, revisando los alrededores. Kiara sonrió ante la precaución de las hermanas y después se enfocó en Semiramis. Entonces ella llevo su mano a su espalda y después la saco sosteniendo la cabeza de una hermosa mujer rubia por su cabello.

Semiramis abrió los ojos como platos y quedo con la boca abierta en un gesto de incredulidad.

-Es el precio que pago el emperador por desafiarme- dijo Kiara -yo hubiera podido dar vuelta su imperio, pero no es necesario, en unos pocos años más, alguien más lo hará. Ya le entregué el mensaje y él quedo devastado. Así que solo tome la cabeza de esta mujer-

Kiara llevo la cabeza a su espalda y cuando volvió a sacar su mano, la cabeza había desaparecido. Kiara se dio la vuelta y Semiramis noto que no había nada en su espalda. Kiara era un demonio, pensó Semiramis, un demonio venido del inframundo.

-Vamos, por aquí, hay que bordear la prisión de la criatura y entrar por una puerta lateral. Los antiguos guardaron muchos tesoros, los cuales les harán muy bien a ustedes-

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