Viggo se levantó temprano a la mañana del día siguiente mientras Kiara siguió durmiendo. Viggo salió de la casa mientras el sol se elevaba por encima de las montañas del Este. Fue hasta el patio trasero y se detuvo frente a un tronco con un hacha clavada en la superficie. Él levantó su mano y golpeo el mango hacia abajo. Después agarro el mango y lo movió hacia arriba y hacia abajo para destrabar el hacha de la madera.
Viggo soltó un suspiro y dijo -como extraño mi hacha. Maldito anciano ¿Cuándo piensas volver?- entonces él se quedó mirando el hacha mientras pensaba en su familia y sus amigos. Soltó otro suspiro y tomo un tronco para ponerlo sobre el tronco en el que estaba el hacha. Entonces ocupo el hacha y convirtió el tronco en pedazos más pequeños, llamados astillas. De esa manera siguió cortando leña hasta formar una gran pila que apoyo en la muralla trasera de la casa. Tenía más de 1 metro de altura por 5 metros de largo.
-¿Por qué estas cortando tanta leña, Viggo?- pregunto Sakura
Viggo miró a su izquierda y vio a Sakura parada al lado de la esquina de la casa, con bosques y las montañas de fondo.
-Tengo un encargo- dijo Viggo -Kiara me pidió que fuera a Atica y que escoltara a Semiramis-
-¿La comerciante?- pregunto Sakura en voz baja
Viggo asintió, tomo el hacha y la clavo en el tronco de antes. Después se dio la vuelta y dijo-con esto no necesitaran cortar leña por lo menos en un mes-
-¿Tanto tiempo te vas a ir?-
-No, pero es por si acaso pasa algo. No te preocupes, no es primera vez que hago este viaje-
-Viggo, mi habilidad con el arco ha mejorado mucho, podría ayudarte-
-Yo también he mejorado con mis dagas- dijo Ana, apareciendo por detrás de Sakura y deteniéndose a su lado. Casi dos gotas de agua, pensó Viggo.
-No- dijo Viggo -por ahora continúen con su entrenamiento-
-Viggo- protesto Sakura, pero Viggo negó con una sonrisa
Sakura camino de forma inusual con el ceño fruncido y se detuvo delante de Viggo. Este último sonrió al ver esa cara enfada, se sintió increíblemente bien por un momento y agacho su rostro para darle un pequeño beso. Sakura abrió los ojos amplios y se llevó la mano a la boca. Sonrió y agacho la mirada mientras sonreía. Por otro lado, Ana quedo sorprendida por un momento y después sonrió mirando al suelo con una expresión melancolía. Ella escucho unos pasos y vio los pies de Viggo envueltos en sandalias. Ella levantó la mirada y miró a Viggo a los ojos.
-Yo- dijo Ana, pero Viggo fue más rápido y le dio un pequeño beso. Ana solo cerró los ojos y lo beso. Una vez que Viggo se separó, Ana abrió los ojos y lo miró a la cara -fue muy corto- dijo como si estuviera pidiendo más. Después miró por al lado de Viggo y vio a su hermana -¿Está bien?- pregunto
Sakura camino con una gran sonrisa y tomo a Ana de la mano. Ambas se miraron la una a la otra sin decir palabras innecesarias. Sonrieron entre sí y asintieron, después miraron a Viggo y le dijeron -tienes que tomar la responsabilidad-
-Claro- dijo Viggo con una pequeña sonrisa.
Después de eso, las chicas fueron a preparar las cosas para Kiara mientras Viggo fue a buscar su caballo, quien siempre pastaba en un corral en lo alto de la colina. Le puso unas mantas en el lomo para amortiguar el impacto de cabalgar. Después entro a la casa y fue a su habitación para sacar su aljaba con fechas y arco. En el camino Viggo se encontró a Kiara, quien le hizo gesto que se acercara con el dedo índice mientras sonreía de forma coqueta. Viggo se acercó con las mejillas rojas y ella le dio un tierno beso. Sin embargo, Viggo casi quedo intoxicado con ese breve toque. Sintió su entrepierna dura y su garganta seca. Negó hacia los lados y tomo una profunda respiración. Kiara asintió con satisfacción y lo tomo del brazo, haciéndole sentir sus generosos senos. Caminaron hasta la habitación y una vez que entraron, Kiara cerró la puerta. Viggo camino por delante, encontró su aljaba con fechas en una esquina y se la colgó cruzada. Después comenzó a buscar su arco y sintió que alguien le golpeaba el hombro. Él se dio la vuelta y vio a Kiara sosteniendo su arco de madera.
-Te hace falta un arco mejor- dijo Kiara y le paso el arco.
Viggo recibió el arco y se lo colgó en el hombro derecho -sí, pero esto es lo mejor que ahí. La mayoría de los arcos no aguantan mi fuerza-
-Puede que las mujeres también- dijo Kiara con una sonrisa seductora. Abrazo a Viggo entrelazando sus manos por detrás de la nuca y continuo -si vas a comer a esas niñas vas a necesitar supervisión-
-Yo, bueno, esto-
Kiara puso su dedo índice sobre los labios de Viggo y dijo -ya sabía que esto pasaría, no tienes que buscar excusas. Viggo, no hay nada más feo que un hombre que pone excusas. Si haces algo, hazlo y punto. Por ahora, las cosas están bien como están. A futuro te explicaré muchas cosas-
-¿Qué cosas?-
-A futuro, quiere decir a futuro. Por ahora, solo enfócate en escoltar a Semiramis por mí. Andan muchos piratas en el mar de Atica, así que protégela con lo mejor de tu capacidad-
-No te defraudaré-
Kiara hizo una sonrisa coqueta y se acercó al oído para susurrarle -si todo sale bien, te dejaré ocupar ese agujero-. Entonces ella se alejó un poco y lo miró a los ojos. Viggo trago saliva y Kiara asintió como si estuviera respondiendo a una pregunta no hecha. Viggo volvió tragar saliva y asintió. Entonces él la beso y empujo a la cama.
Viggo salió de Esparta 3 horas más tarde de lo esperado. Primero tenía que bordear Esparta por una carretera y llegar hasta el cementerio, después seguir ascendiendo con dirección norte hasta el valle de Los Dos Reyes, que dada al Paso de Los Dos Reyes entre las montañas. Seguir por Arcadia hasta la mitad del mapa y doblar a la derecha para llegar a Corintio. Continuar derecho atravesando Corintio, pasar por Megaride y por fin llegar a las planicies de Deméter, en Atica.
Todo este viaje le tomaba dos días en total. El primer día iría hasta Corintio, donde Kiara le había facilitado una casa como la Reina Hetera. En realidad, ella no era reina de ningún país, pero como una mujer con más dinero del que muchos reyes quisieran y una amplia influencia entre los círculos religiosos y políticos, nadie se lo discutía. Las heteras eran damas de compañía cien veces más refinadas y educadas que las prostitutas. Si conseguían el apoyo de un rey podían influir en la economía, política y guerra del propio país. Pasaba a veces, pero eran muy pocos las que realmente podían decir que, si le decían algo a sus amantes, ellos actuarían. Por otro lado, Corintio es aliado de Esparta en gran parte por las Heteras, ya que, si fuera por los atenienses, ellas no tendrían nada. Sin embargo, en Esparta las mujeres pueden gobernar sus propias fortunas, heredar, vender y realizar todo tipo de transacciones sin la necesidad de que ningún hombre las apruebe.
Dos días después de emprender su viaje, Viggo llego a Atica como a eso de las cinco de la tarde. Las grandes murallas que rodeaban la ciudad y el puerto eran visibles desde la distancia. Igual que otras veces, Viggo entro por la puerta norte donde fue recibido por un camino empedrado y hermosas esculturas a los lados. Diferente de Esparta, en donde se homenajeaba a su rey guerrero. Aquí en Atica se homenajeaba a los pensadores y grandes oradores. Todas las estatuas eran de hombres en largas túnicas que parecían querer convencerte de algo con su mirada. Viggo siguió avanzando en su caballo mientras miraba una enorme mansión hecha de piedra labrada a su izquierda. Viggo siempre se la quedaba mirando, porque tal construcción desafiaba en muchos aspectos la ingeniería de la época. Siguió el camino atravesando un puente que pasaba por encima de un rio que alimentaba la ciudad. Después vio a lo lejos la estatua de Hermes, con su bastón con dos serpientes a los lados. Eso marcaba el comienzo del mercado del sector Norte.
Eso era otra de las cosas que diferencia Esparta de Atica, es que aquí el comercio era rico y diverso. Con grandes mercados de más de 100 metros de longitud y más de 50 metros de ancho. Vendían jarrones de greda adornados con maravillosos dibujos y hermosas alfombras de colores dorados, verdes y azules, cosas que en Laconia-Esparta solo podrías soñar. Al mismo tiempo, todo estaba al alcance, solo tenías que poder pagar el precio. Ahora ¿Por qué la pequeña Esparta podía competir contra Atica en poder militar era un misterio? Viggo pensó que, si estuviera su maestro, él le diría "los espartanos no se confían y se mantienen aplicados, esa es la gran diferencia".
Viggo llegó hasta la estatua de Hermes y se bajó del caballo, mirando a su derecha el mercado norte de Atica. Después miró por la carretera para ver si su contacto venía, pero parece que hoy sería un poco más complicado de lo normal.
Ya cuando quedaban los últimos rayos del sol y Viggo se había resignado a sentarse en el suelo, apoyado en la base de la estatua de Hermes, llego el contacto.
-Lo siento, Viggo- dijo una mujer con voz suave y melodiosa
Viggo medio dormido, levantó la mirada y vio a una hermosa mujer de piel morena. Soltó un bostezo y apoyo sus manos en la base de la estatua de Hermes para poder ponerse de pie. Ella se acercó a Viggo contoneando sus caderas y llamando la atención de todos los hombres.
-Buenas tardes, Scheherezade- dijo Viggo
-Lo siento, se me hizo tarde, estaba finalizando un encargo para Semiramis- respondió Scheherezade
Viggo miró a la mujer un poco más alta que él. De temperamento suave y mirada lánguida. Ella ocupaba un velo que cubría su boca y aumentaba el misterio detrás de sus hermosos ojos de color esmeralda. Su voz era tranquilizadora mientras su voluptuoso cuerpo inquietaba tu corazón. El mismo Viggo a pesar de haber compartido con Kiara (mujer de prominentes curvas y encantos), se sentía terriblemente atraído por esos enormes senos, pequeña cintura y enorme trasero burbujeante.
-Está bien, Scheherezade, si es por ti esperaría hasta el fin del mundo-
Scheherezade sonrió por detrás del velo blanco semitransparente mientras sus ojos emitieron un brillo coqueto -gracias Viggo, pero no es necesario que me esperes tanto-
-¿Por qué lo dices?-
-¿Quién sabe?- respondió Scheherezade mirando hacia otro lado de forma coqueta
Viggo la miró a los ojos hipnotizado por su hermosa mirada y sonrió. Él se acercó al caballo y lo atrajo -ven, Scheherezade- dijo
Ella se acercó sin apartar los ojos de su mirada y quedo tan cerca de Viggo que él pudo sentir la suavidad de los senos. Ella lo miraba a los ojos con un deseo oculto en la mirada mientras Viggo se sintió tentado a besarla, pero solo sonrió. Entonces él llevo sus manos a las caderas de Scheherezade mientras ambos se miraban a los ojos. Viggo acarició con suavidad la piel sintiendo el gran desnivel entre la delgada cintura y las gruesas caderas. Él la abrazo apegando su cuerpo al de ella y ella respondió abrazándolo de la misma manera. Ella apoyo su mejilla en el hombro y le dio unos pequeños besos en el cuello. Al mismo tiempo, Viggo olía el perfume en el cuello.
-¿Cómo te ha ido últimamente?- Viggo le susurro al oído
-Bien, Semiramis ha hecho muchos negocios- respondió Scheherezade con una gran sonrisa.
Ellos pasaron un minuto abrazados y después se separaron. Entonces Viggo levantó a Scheherezade de las caderas y la ayudo a sentarse en el lomo del cabello. Después él se subió al caballo y tomo las riendas. Al mismo tiempo, Scheherezade se apegó, apretando sus grandes senos contra la espalda de Viggo mientras lo abrazaba por la cintura.
-Viggo es tan cálido como el sol- murmuro Scheherezade con una sonrisa en sus labios y los ojos cerrados.
Viggo soltó una exhalación caliente, sintiendo su entrepierna dura como una roca, pero pensó que no era el momento ni el lugar para ser apasionado.
Scheherezade abrió los ojos -lo siento- dijo en murmullo coqueto -estaba demasiado absorta en abrazarte. El barco está en el puerto de Pireo Norte-
Viggo torno los ojos al cielo e hizo memoria -pero ¿Para qué necesita darse semejante vuelta? - pregunto con curiosidad. Semiramis venía de los puertos exteriores, así que para ella era más rentable atracar en los puertos del sur. Si iba a los puertos del Norte significaba bordear la península y perder varias horas navegando.
-Lo que pasa es que Semiramis está comprando mármol de la cantera de la Isla de Salamina, en la isla frente al puerto de Pireo. Así que es más fácil pasar a buscarlo en el puerto Norte-
-¿Eeeehh?- dijo Viggo con una gran sonrisa. El mármol era un producto caro que solo los reyes y administradores de grandes ciudades se podían permitir. Era un lujo en todo el sentido de la palabra, ya que no tenía ningún uso practico. Para lo único que servía era para hacer esculturas -parece que voy a tener que replantear mis honorarios- continuo -estoy cobrando muy barato-
-¿Qué tipo de honorarios esperas?- pregunto Scheherezade con voz coqueta
Viggo soltó una risita malvada y respondió -tengo una idea, pero no es el momento ni el lugar-. Entonces él agito las riendas y el caballo comenzó a trotar al sector Oeste de Itaca, a los puertos del Pireo, mientras Scheherezade lo abrazaba por la espalda.
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